Kingsman: El círculo de oro: Más de lo mismo

Tras los estupendos resultados económicos de Kingsman: Servicio secreto, 20th Century Fox no se lo pensó dos veces y dio luz verde a una secuela, que próximamente pretende convertir en un universo cinematográfico si esta Kingsman: El círculo de oro cae en gracia a los espectadores. El caso es que el original se basaba en un sólido cómic de Mark Millar, mientras que esta secuela es un guión original del que en breve tendremos comic. Esta secuela sigue los cánones de toda segunda película de una franquicia: más dinero, más estrellas, más acción… y por supuesto, más duración. Kingsman: El círculo de oro ofrece más de mismo. La historia funciona (es una versión 2.0 de la primera), está perfectamente rodada, y es muy entretenida, pero al salir de la sala nos da la sensación de que hemos vuelto a ver lo mismo, pero con más de todo. Matthew Vaughn (X-Men: Primera generación) repite como director y guionista, y delante de la cámara volvemos a encontrarnos con Taron Egerton (Eddie el Águila), Colin Firth (Bridget Jones’ Baby) y Mark Strong (El caso Sloane) a los que se les unen caras tan reconocibles como Julianne Moore (Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 2), Channing Tatum (¡Ave, César!) … o el últimamente solicitadísimo Pedro Pascal (La gran muralla).

Taron Egerton, Colin Firth y Pedro Pascal en Kingsman: El círculo de oro

Taron Egerton, Colin Firth y Pedro Pascal en Kingsman: El círculo de oro

Eggsy (Egerton) sigue creciendo como agente de Kingsman, mientras tiene que atender a su pareja, y echa de menos la ausencia de su mentor Harry (Firth). Una nueva amenaza se cierne sobre la agencia inglesa, que deberá recurrir a sus homónimos americanos, los Statesman. Sin revelar nada de la trama (de eso ya se encargan los tráilers de la cinta) este es básicamente el argumento. La estructura de guion es idéntica a la del original, incluyendo un villano pasadísimo y un traidor de manual. Es por ello que esta secuela no sorprende como su predecesora. Sin dar respiro al espectador el guion está sobrecargado de información innecesaria. Hay personajes que podrían haber sido suprimidos, pues aportan poco o nada a la narración, como el de Champ interpretado por Jeff Bridges (Comanchería), y si, hay un cameo de Elton John muy gracioso pero… Lo más reseñable del guion de esta secuela es que han respetado el humor subido de tono y violento de la primera entrega y del comic original. Atentos al chiste y caricatura del presidente de los EE.UU. y su séquito.

Vaugh vuelve a demostrar que es único a lo hora de rodar secuencias de acción con impresionantes coreografías de muy buen gusto. Desde su impresionante prólogo donde Eggsy se enfrenta a un villano en un taxi, hasta el clímax final en una cafetería (montado como un increíble plano secuencia de aplauso), todo funciona a la perfección. Incluso tenemos otra secuencia de acción espectacular al ritmo de un temazo. Esta vez Vaugh ha usado el clásico Word Up! de Cameo. Es verdad que ya vimos grandes nociones de esto en la anterior entrega, pero aquí es llevado al extremo.

Taron Egerton y Mark Strong en Kingsman: El círculo de oro

Taron Egerton y Mark Strong en Kingsman: El círculo de oro

El reparto vuelve a funcionar de maravilla. Egerton y Firth vuelve a ser un buen tándem. Y esta vez Strong tiene un poco más de presencia y es digno de aplauso al entonar Country Roads de John Denver. Dentro de los nuevos fichajes, Tatum resulta divertido y Moore está un tanto desaprovechada. Resulta graciosa pero no termina de explotar. Halle Berry (X-Men: Días del futuro pasado) no molesta pero tampoco es nada reseñable, y Pedro Pascal es la revelación de la cinta. El actor afincado en la serie Narcos demuestra sus habilidades con el lazo y es capaz de hacer sombra a Egerton y Firth en sus secuencias juntos.

En resumen, Kingsman: El círculo de oro es un secuela al uso, que quizá es lo que se pretendía. Al igual que ocurría con las aventuras de James Bond en los años 80 y 90, donde todas tenían los mismos patrones narrativos mezclando acción, chicas y villanos estrafalarios. Esta nueva entrega del agente secreto para la generación Millennials recuerda a aquellas entrañables cintas. Lo dicho, entretenida, pero sin mostrar nada nuevo.

Lo mejor: El presidente de los EE.UU. y su ayudante Fox.

Lo peor: Al margen de que es entretenida, sus 141 minutos se hacen excesivos para lo que se está contando.

Puntuación: 6/10

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