Baby Driver: Sonrisas y gasolina

El cine actual está de capa caída. No hay estrenos originales, los superhéroes copan todas las pantallas y los remakes hacen que ir al cine cada vez sea más pesado. Edgar Wright (Scott Pilgrim contra el mundo) llega para cambiar todo eso. Baby Driver es la película original más refrescante de los últimos años y una de las grandes cintas del año. Después de haber cerrado su trilogía del «Corneto» (Zombis Party, Arma Fatal y Bienvenidos al fin del mundo), había ganas de ver lo nuevo del director. Y no decepciona. Baby Driver es tan alocada, rítmica y dinámica que sus dos horas se pasan volando. Es un acelerón en una cartelera que parecía en punto muerto y Edgar Wright ha conseguido que meta sexta sin necesidad de pasar por las demás. Baby Driver es una auténtica joya.

Ansel Elgort y Edgar Wright en el rodaje de Baby Driver

Ansel Elgort y Edgar Wright en el rodaje de Baby Driver

Baby Driver es una película de atracos. De un chico que no puede oír y que la música le relaja. Pero esto hace que la película tenga otros tonos. Baby Driver es una película de robos con música. Y es que la música es otro personaje más dentro de la historia. Las escenas acción están montadas al ritmo de la música, de los golpes y de las letras que dicen. Esto hace que la película sea diferente, tenga otro ritmo y en todo momento estés pendiente de lo que pasa en pantalla. Edgar Wright mueve la cámara también al compás del ritmo que tiene la música que ha elegido. Y es que la banda sonora de Baby Driver es una elección que en todo momento nos está contando la película, lo que piensa cada personaje y los estados de ánimo. Y ese es un gran acierto. Igual que es un acierto el ir revelando poco a poco, y durante toda la película, ya que así te mantiene alerta en todo momento y saber quién es quién.

Y dejando de lado la música, Baby Driver es dinamita e inteligente. En ningún momento presupone nada del espectador y no le da la información masticada para que no tenga pensar en nada. Edgar Wright suelta la información y es el espectador quien tiene que entenderla, quizás en algún momento intenta dar coherencia a todo, pero somos nosotros los que hemos tenido que entenderlo antes. Y eso lo hacen muy bien los actores. Ansel Elgort (Bajo la misma estrella) es el protagonista absoluto. Es Baby y Baby es Ansel, posiblemente con otro actor no hubiera funcionado igual. Sus miradas, sus gestos, su forma de moverse al ritmo de la música lo convierten en un auténtico descubrimiento. Lily James (Orgullo + Prejuicio + Zombis) es la parte romántica de la cinta, y quizás su personaje no tiene tanto poderío dentro de la cinta, aunque su papel es lo que pide. A los dos protagonistas los acompañan Kevin Spacey (Siete vidas, este gato es un peligro), Jamie Foxx (Django Desencadenado), Eiza González (Abierto hasta el amanecer (TV)) y Jon Hamm (Minions) que cumplen con creces en su papel.

Jon Hamm y Eiza González en Baby Driver

Jon Hamm y Eiza González en Baby Driver

Baby Driver es una auténtica maravilla de principio a fin. Se pasa volando y tiene secuencias que se quedarán en nuestras retinas por mucho tiempo. Edgar Wright ha conseguido crear una cinta tan bien compactada que hará las delicias de todo el mundo. Es original, fresca, inteligente, musical y llena de acción. Es, sin duda, una de las grandes películas del año. Edgar Wright se corona como uno de los grandes autores contemporáneos.

Lo mejor: Todo.

Lo peor: Que termine.

Puntuación: 10/10

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