De los creadores de “Terror elevado” llega ahora el concepto de “Superhéroes elevados”, que es donde podríamos enmarcar la nueva cinta del hombre murciélago dirigida por Matt Reeves (La guerra del planeta de los simios) y titulada para la ocasión The Batman. Esta interminable nueva visión se centra más en la imagen detectivesca del personaje y tiene como nuevo Bruce Wayne al algo desangelado Robert Pattinson (Tenet), al que escoltan la interesante Zoë Kravitz (Kimi) y el excelente Paul Dano (Fuga en Dannemora).
The Batman arranca con un ritmo pausado, planteando una historia de corrupción con un halo casi terrorífico gracias a su puesta en escena, que engancha bastante. Pero conforme avanzan los minutos, y nos metemos de lleno en el segundo acto, todo lo que quiere contar se empieza a disolverse y hacerse eterno gracias a ese ritmo pausado. Y es que el argumento resulta repetitivo y cuando llegamos al tercer acto, a pesar de que el hombre murciélago retoma el vuelo, el exceso de finales vuelve a convertirse en un lastre, convirtiendo así una historia con buenas ideas en el pastiche interminable que roza las 3 horas de duración. Tampoco se matiza mucho en él la auténtica personalidad del héroe, de la cual hay dos momentos muy interesantes, pero aquí lo que interesa es el superhéroe que es quien da nombre a la película.
Reeves impregna al relato de una oscuridad que le sienta de maravilla, pero por momentos pierde su personalidad para acercarse a Fincher y a su Zodiac, a Wan y su Saw e incluso intenta emular a Nolan y su trilogía del caballero oscuro, y ahí es donde la dirección del director de Monstruoso pierde bastante puntos. Apoyado en la una estupenda fotografía del nominado al Oscar Greig Fraser (Dune), que combina de maravilla los negros y los rojos con ráfagas azules, Reeves nos deja estupendos momentos como el prólogo, la secuencia de batmóvil, la de la cafetería con Enigma, o esa pelea final en un recinto que emula al mítico palacio de los deportes de Nueva York. Echamos de menos algún exterior de la mansión Wayne, ya que cuando vemos su interior estamos ante uno de los decorados góticos más interesantes de esta nueva etapa del superhéroe enmascarado.
Otro factor rimbombante es la partitura de Michael Giacchino (Spider-Man: No Way Home). El ganador del Oscar por la partitura de Up, crea unos temas para los personajes muy interesantes pero abusa de ellos hasta la saciedad. Es tal el abuso que el excelente trabajo del departamento de sonido queda eclipsado en numerosas secuencias de acción donde quizá tanta sinfonía no fuera necesaria.
Pattinson no termina de convencer como hombre murciélago. Los escasos momentos que se muestra como Bruce Wayne muestra una faceta atrayente, pero como parece que la persona no interesa en el film, las intervenciones del héroe sin la máscara son contadas, y eso que en una de las primeras se pone una gafas de sol para mostrar su rechazo a la luz solar, que resulta de lo más sugestivo. Sin embargo, cada vez que Kravitz sale en pantalla la película parece que crezca, lastima que su arco argumental acabe en forma de telenovela. Dano esta impecable, su momento en la cafetería y su posterior careo con Batman son de lo mejor de la cinta, y es el mejor personajes de toda la cinta. Colin Farrell (Artemis Fowl) que interpreta a un sobremaquillado pingüino parece que está esperando su momento de gloria, pero no llega. Deberemos esperar a la serie de TV de su personaje, que ya está en desarrollo. John Turturro (Separación) nunca ha estado tan mal y solo es superado en esta faceta por un Jeffrey Wright (Sin tiempo para morir) que en todos las secuencias parece preguntarse ¿qué hago yo aquí?.
En resumen, The Batman es una producto que reinventa a un personaje es una faceta vista en los cómics pero poco cultivada en la gran pantalla, y eso está bien. El tema es que no se sabe muy bien qué historia se quiere contar, quieren complicar una trama sencilla para hacerlo sofisticado y todo eso repercute en el producto final que sale finalmente defectuoso. Una pena, pues los buenos ingredientes estaban sobre la mesa.
Lo mejor: Zoë Kravitz y Paul Dano.
Lo peor: Es aburrida y se hace eterna.
Puntuación: 4/10