Dune: Esto es solo el principio

Cuanto menos es difícil catalogar a Dune dentro de los blockbuster que llegan a la gran pantalla cada poco tiempo. Es difícil porque Dune no quiere ser un blockbuster al uso, no quiere ser ese blockbuster que sirva únicamente para pasar dos horas y media dentro de una sala de cine y cuando salgas de ella la hayas olvidado. Dune juega en otros términos a los que el cine palomitero nos tiene acostumbrados. Es una cinta que se cuece a fuego lento, que va asentando las bases de lo que veremos y de lo que está por llegar sin ninguna prisa, haciéndonos partícipes de la psicología de los personajes, de los Atreides, de los Harkonnen y de Fremen, los habitantes de Arrakis, sabiendo en todo momento que es lo que buscan y que es lo que quieren conseguir. Denis Villeneuve sabe en todo momento el material que tiene entre manos, que no es una material cualquiera, es, posiblemente, la adaptación de una de las novelas más importantes de la narrativa fantástica, otra de esas que se consideran inadaptables (que se lo digan a David Lynch) y que ha conseguido llevar a su terreno sin ningún miedo.

Timothée Chalamey y Charlotte Rampling en Dune

Timothée Chalamey y Charlotte Rampling en Dune

Denis Villeneuve ha demostrado es su carrera que es capaz de enfrentarse a retos tan grandes como realizar una continuación de Blade Runner, realizar una de las mejores películas de ciencia ficción de la década con La llegada o manejar el tempo del thriller como nadie en Sicario. Llevar a la gran pantalla el mundo de Arrakis, de Caladan o Giedi Prime conllevaba correr el riesgo de no hacer justicia a una novela querida por millones de fans en todo el mundo. Pero ha sabido en todo momento mantener la solemnidad que merecía, el tempo que se esperaba y nos regala, en muchas ocasiones, algunas de las escenas más impresionantes en mucho tiempo. En muchas ocasiones, la forma de dirigir y de colocar los planos recuerda mucho a La llegada, pues hay planos de naves que parecen sacados directamente de aquella cinta. Además, tampoco tiene miedo a la hora de mostrar las ensoñaciones de Paul Atreides, de darle el protagonismo a todos aquellos personajes que van a ser importantes en un futuro, aunque únicamente salgan en pantalla cinco minutos. Sabe perfectamente que es lo que quiere contar de la novela de Herbert y que no.

Como he dicho, Villeneuve nos regala algunas de las escenas más impresionantes del cine de ciencia ficción de los últimos años, pues Dune es visualmente, y estéticamente, apabullante. La forma de presentar a la Reverenda Madre, la forma de rodar las ensoñaciones de Paul o la iluminación que acompaña en más de una ocasión a la acción son ejemplos del buen hacer de Denis Villeneuve tras las cámaras. Mención especial también a la presentación física de los famosos gusanos de arena, como ocupan todo el plano y su diseño es espectacular. También destaca el elenco elegido para la cinta, siendo el más importante Timothée Chalamet dando vida a Paul Atreides. Dune tiene algo peculiar, si no empatizas con el protagonista o no te llama la atención, tienes complicado seguir adelante con la misma. Dune es Paul Atreides y Paul Atreides es Dune. No hay forma de separarlos. Por eso el papel de Chalamet es tan importante que consiga convencer, que su búsqueda te interese y que te preocupe que pueda pasarle algo. Tiene dos momentos realmente espectaculares, en donde la acción no es importante, pero si su forma de llevarlo a cabo. También destaca Stellan Skarsgard como Vladimir Harkonnen, Rebecca Ferguson como Dama Jessica o Zendaya como Chai. Y Javier Bardem sigue demostrando que puede cumplir en cualquier papel que le pongas.

Zendaya en Dune

Zendaya en Dune

Quizás lo peor de Dune sea la utilización de la banda sonora de Hans Zimmer. Dune es una cinta que pide muchas veces ser contemplativa, ser silenciosa y dejar que sean las imágenes quienes hablen, pero la banda sonora no deja de sonar y lo que es peor, no deja de tronar, haciendo que en muchas ocasiones no te deje disfrutar de las imágenes y del viaje de Paul Atreides. Quizás, el otro error, sea que se haya divido la cinta en dos partes, haciendo que la experiencia final no sea del todo satisfactoria, pues cuando estás en el momento más alto de la narración, termina, dejándote con ganas de más, de ver ya esa parte dos que promete ser realmente espectacular.

Pero ante todo Dune es una espectáculo cinematográfico realmente apasionante, con una historia que te va atrapando poco a poco y que te tiene pegado a la butaca durante sus dos horas y media. No se hace pesada, no aburre y crea esa necesidad de seguir sabiendo de su mundo. Una pena que tenga que estar dividida, porque hubiera estado encantado de haber visto cinco horas de Dune.

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