Son muchas las películas que llegan a la cartelera que tienen que ver con el tema médico. Aunque quizás donde más se explota esto es en series de televisión como Scrubs, House o Anatomía de Grey. Ahora nos llega desde Francia Hipócrates, el debut en la dirección de Thomas Lilti. Y lo cierto es que Hipócrates cumple sin demasiados alardes al dar una cinta llena de emociones y que consigue entretener al ver la realidad de los hospitales en Francia. Aunque hay que decir que se ha vendido algo mal al catalogarla de comedia, cuando en realidad estas más tiempo con el corazón en un puño que riendo. Aún así, Hipócrates aprueba.
Hipócrates narra la historia de un interno que acaba de salir de la facultad y se mete de lleno en la vorágine de un hospital. Tanta es la velocidad a la que va, que pronto se dará cuenta que ser médico no es una broma, y los errores se pagan caros. Mirándolo así, la cinta parece muy manida. Y ciertamente es una historia que hemos podido ver mil veces en pantalla, pero lo mejor que tiene Lilti es su capacidad de crear personajes y hacer que empaticemos con ellos. Quizás más con el segundo médico, Abdel, al que en el hospital no se trata demasiado bien. Ya que al protagonista a los cinco minutos de verle quieres que le pasen cosas malas.
Esa forma de empatizar en un debutante es costoso, pero Lilti lo hace a las mil maravillas al narrar también una historia que posiblemente en muchos casos se han vivido en la vida real de cada persona, y por x o por y al verlo en pantalla te ha recordado algo que has vivido. Todo esto es lo mejor que hace el director, pero lo cierto es que hacía el final de la cinta cae en el panfletismo y en subrayar que el nivel de la calidad médica en muchos casos deja que desear al intentar tapar como sea un marrón o echarle la culpa a otro que es lo fácil. También por poner al actor principal, Vincent Lacoste (Astérix y Obélix: Al servicio de su majestad), en un momento trágico que sabes que va a pasar.
A pesar de estos fallos, posiblemente de principiante, Hipócrates consigue trasmitir la sensación de estar viendo de verdad un hospital y no una película. Las interpretaciones están medidas y la dirección es asequible. Lástima que ese pequeño final subrayando el mensaje que quiere trasmitir pueda empañar un poco el resultado final, que sigo diciendo que es más que digno. Una cinta recomendable.
Lo mejor: Las interpretaciones principales y la sensación de ver la realidad.
Lo peor: Que al final el guión termine cayendo en el subrayado.
Puntuación: 6/10
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