El vicio del poder: In McKay We Trust

Qué Dick Cheney es un “pájaro de cuidado” muchos ya lo sabíamos, pero el laureado director Adam McKay (La gran apuesta) nos lo termina de confirmar con El vicio del poder, una sátira política que produce mucha risa durante su visionado, pero que salir de la sala da un mazazo de realidad del que muchos no son conscientes hasta ya pasado unos días. Christian Bale (La promesa) se asegura una nominación al Oscar (el Globo de oro lo acaba de conseguir) gracias a su espectacular recreación del Vicepresidente de los EE.UU., durante el mandato de George W. Bush. Este último interpretado por un estupendamente caracterizado Sam Rockwell (Tres anuncios a las afueras).

Steve Carell y Christian Bale en El vicio del poder

Steve Carell y Christian Bale en El vicio del poder

Dick Cheney es un pobre diablo que sin comerlo ni beberlo se topó con la carrera política. Tras ver, oír, y a callar durante el mandato de Nixon, termina trabajando con Donald Rumsfeld, y de ahí a la administración de George W. Bush, donde la cinta de McKay vuelve a mostrar quienes son los que realmente manejan los hilos en esto de la política. El guión es un delicia compleja y divertida donde no se deja títere con cabeza. Algunos momentos son pura especulación de lo que ocurría en los despachos de la Casa Blanca, pero según se narran los hechos resulta totalmente creíble. El vicio del poder tiene momentos memorables como el fin del primer acto, la revelación del narrador, y la escena post-créditos. Estos tres instantes son aquellos por los que la cinta será recordada durante mucho tiempo, y muy posiblemente laureada con varios premios.

McKay es perro viejo en la dirección, y al igual que en su anterior obra, la imprescindible La gran apuesta, vuelve apoyarse en un montaje trepidante, que no solo juega con metáforas visuales muy divertidas (atentos al momento en que Bush le ofrece trabajo a Cheney mientras que vemos insertos de pesca) sino que hace que la película pase como un suspiro.

Christian Bale y Sam Rockwell en El vicio del poder

Christian Bale y Sam Rockwell en El vicio del poder

El vicio del poder es también gran película de actores. No solo la impresionante transformación que ha realizado Christian Bale es digna de mención o aplauso, el resto del reparto también está en estado de gracia. Rockwell borda su interpretación de Bush a pesar de la diferencia de estatura con el 43º presidente, Steve Carell (La batalla de los sexos) es único poniendo su rostro a merced de otro gran personaje de la historia, Donald Rumsfeld. La voz de Gru nunca ha quedado tan bien en un villano real. Amy Adams (Liga de justicia) tiene la difícil labor de hacerse notar frente a los grandes titanes y lo hace espléndidamente representado a la mujer de Cheney, Lynne.

En resumen, El vicio del poder es una gran cinta de esas donde no solo lo pasas bien sino que sirven para instruirnos un poco de cómo funciona los trapicheos políticos que tanto dan que hablar este día. Como curiosidad apuntar a que el título original Vice juega con la dualidad del cargo de vicepresidente y el vicio que tiene Cheney y su familia con el poder, sin duda otro acierto de la película de McKay.

Lo mejor: La dirección y el guión de Mckay, y por supuesto Christian Bale.

Lo peor: Su ritmo imparable hace que en ciertos momentos nos veamos apabullados de información.

Puntuación: 8/10

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