La gran apuesta consigue una cosa muy importante: Que veamos una cinta sobre bancos y economía sin reticencias y que, en muchos momentos de su metraje, nos estemos riendo a carcajada limpia. Si, es una comedia negra muy gamberra y que se toma en serio en su justa medida. Adam McKay (Los otros dos) consigue una cinta que sabe unir comedia negra, comedia absurda, drama y economía de las mejores maneras. Una cinta realmente imprescindible y divertida. Una locura.
La gran apuesta lanza rápidamente de que va a ir. Escuchamos una voz que nos guía por el relato, hasta que enlazamos con el primero de los protagonistas en modo de documental. Hasta aquí todo puede parecer normal. Pero entonces tu cabeza explota. En un momento dado, los protagonistas de la cinta hacen mención a un término económico que la gente de a pie (y quién escribe) no entienden. Entonces, paran la cinta y mencionan a una actriz de moda que, metida en su bañera, nos explicará el término. Ahí es cuando entiendes por donde va a ir toda la película. Carcajada tras carcajada, aunque veas en pantalla como se derrumbó la burbuja y el comienzo de la crisis.
McKay nos lleva sin respiro de una historia a otra, de un personaje a otro y de una apuesta a otra. El montaje rápido, frenético, estimulante e inteligente hacen que la cinta no decaiga en ningún momento. Y es que el término inteligente es lo que mejor define esta película. La cinta juega en todo momento a ser una broma, y yo me lo he tomado a que quieren tomársela al igual que los apostantes se tomaron a broma que una crisis financiera tuviera lugar. Y ese punto, el de ser una broma divertida, es lo que hace que La gran apuesta sea magnífica. Claro que tiene peros, y muchos son el bajón que da la cinta hacía el tramo final, pero se pueden perdonar por todo lo demás.
Y es que se han juntado un grupo de actores que con su sola presencia pueden levantar una película. Christian Bale (Exodus: Dioses y Reyes), divertidísimo como el primero de los economistas que se dio cuenta de la crisis. Ryan Gosling (Sólo Dios perdona), como nuestro narrador y liante. Steve Carell (Foxcatcher), como un alocado e histérico jefe de un banco. Y Brad Pitt (Corazones de acero) que se reserva el papel más amable y mejor de la película. En definitiva, La gran apuesta es una muy buena película. Divertida, acida, mordaz y gamberra. No quitas los ojos y la atención desde el principio y eso, en estos tiempos, es una triunfo enorme.
Lo mejor: Que se tome a broma al igual que los economistas se tomaron la crisis.
Lo peor: Un bajón en el tercio final de la cinta.
Puntuación: 7/10