La nueva cinta del maestro Martin Scorsese (La invención de Hugo) es una “fiesta” a la que más de uno nos hubiera gustado asistir. El lobo de Wall Street basada en el libro autobiográfico de Jordan Belfort, un corredor de bolsa metido en estafador en ese mismo mundo, es un retrato sobre el sórdido mundo de las estafas financieras, pero con un toque muy Uno de los nuestros. Leonardo DiCaprio (Django desencadenado) nos vuelve a brindar otra interpretación memorable encarnando a este drogadicto, putero, e irresponsable estafador.
Jordan Belfort es un corredor de bolsa algo soso pero que tiene un talento innato para vender acciones a pequeños inversores. Siguiendo los consejos de su mentor Mark Hanna se convertirá en un estafador multimillonaria y montará su propia empresa donde albergará a los “talentosos” de sus colegas, y a un soñador llamado Donnie Azoff, quien pronto se convertirá en sus mejor amigo y compañero de juergas. Esta es una premisa light de la historia, aderecen un poco el párrafo anterior con cocaína, drogas más duras, putas, y demás vicios, y tendrán El lobo de Wall Street. El guionista Terence Winter (Boardwalk empire) ha adaptado el relato de Belfort fidedignamente, es decir, lo que se ve en pantalla es lo que cuenta este señor en su libro, si es mentira o estaba demasiado drogado para recordarlo bien, es otra historia. Winter presenta y caracteriza a todos los personajes de una manera ejemplar, aunque sean episódicos, como la aparición de Mark Hanna, todo queda muy claro, quien es, como es, a donde va… Sin duda estamos ante un guión impecable, que comienza como si de una fiesta se tratara (no hay tregua en sus primeras dos horas, todo es alegría y divertimento), para durante la ultima hora golpearnos con una resaca donde todo se vuelve más oscuro, pero sin perder el tono cañero que esta impregnado en toda la cinta.
De Scorsese poco más podemos decir que no se haya dicho ya. Su sutileza a la hora de retratar un coito, con planos de los pies, es solo comparable a su impecable planificación. Atentos al momento final donde acompañamos a DiCaprio en otra locura propiciada por el consumo de cocaína, que empieza con otro coito y acaba con un accidente, magistral. El subjetivo abriéndose paso entre sus empleados con un contraluz deslumbrando es otra genialidad reseñable en un cinta que vuelve a proporcionarnos grandes momentos Scorsese. Ralentizaciones, diferentes puntos de vista de una misma situación, grandes generales… ¿se puede pedir más? El director neoyorkino ha sabido muy bien trasmitir la idea de fiesta que trasmite la cocaína en todo momento, tanto que apetece consumir para estar en el mismo «festival» que los personajes.
Indispensable, como en todas las películas de Scorsese, es la selección musical y su integración con las imágenes. Detenciones al ritmo de la versión de The Lemonheads del clásico Mrs. Robinson o viajes para blanquear dinero al compás de Ca Plane Pour Moi de Plastic Bertrand, son algunas de las muchas canciones que inundan la película. Atentos al momento Gloria de Umberto Tozzi, mejor no revelarlo en estas lineas y que lo descubran en la proyección.
Del imparable DiCaprio no vamos a comentar más, salvo el momento en el que debe ir del club a su Lamborghini, memorable. Jonah Hill (Infiltrados en clase) esta magistral, el momento que cuenta con quien esta casado, y su visita a la casa de Leo, casi llegando al final, denota que es un gran actor. La bella e imponente Margot Robbie (Una cuestión de tiempo) es la gran revelación de la cinta, con un papel que en manos de otra actriz podría haber sido odioso, consigue que al final nos apiadamos de ella y entendamos a lo que se enfrenta. Episódicamente también aparecen unos aplaudibles Matthew McConaughey (Magic Mike), su discurso es merecedor de una gran ovación en la platea, Jon Bernthal (La gran revancha), el personaje más Scorsese de toda la cinta, y Jean Dujardin (The artist), un banquero muy europeo. También hay pequeños cameos del director Spike Jonze (Donde viven los monstruos) y el propio Jordan Belfort.
En resumen, estamos ante una cinta que serie el equivalente a Uno de los nuestros, pero dentro de la estafa bursátil. Valores como la amistad y la traición están por encima de la fiesta y el desfase que se muestra en pantallas. Los espectadores lo van a gozar con las aventuras de Belfort. Una vez más Scorsese ha dado en el clavo, y como extra, nos regala a Jonah Hill “haciéndose un apaño” en plena pool party.
Lo mejor: Tiene un ritmo imparable, sus tres horas pasan volando.
Lo peor: Salir de la sala con ganas de esnifar cocaína e irse de putas.
Puntuación: 10/10
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