Ya han pasado 20 años del estreno de Chicas malas, una comedia de instituto protagonizada por Lindsay Lohan (Navidad de golpe) y Rachel McAdams (Doctor Strange en el multiverso de la locura), que con el tiempo consiguió el status de “película de culto”. Tal ha sido el efecto, y la legión de fans que la adoran, que en 2018 se convirtió en musical de Broadway, que rápidamente fue arropado por una nueva legión de fans y alabado por la crítica especializada. Ahora llega a las pantallas de cine esta nueva versión musical que ha sabido perfectamente adaptarse a los tiempos que corren. Tras la cámara encontramos a los poco conocidos Samantha Jayne y Arturo Perez Jr. (ambos en Quarter Life Poetry) y delante de ellas a la sorprendente Reneé Rapp (La vida sexual de las universitarias) y la interesante Angourie Rice (Spider-Man: No Way Home).
Chicas malas (2024) cuenta la misma historia que la original, pero con ciertos pasajes adaptados al formato musical. El guion viene firmado por la actriz, cómica y dramaturga Tina Fey (Misterio en Venecia), que ya escribió el libreto de la versión de 2004. Chica nueva llega al instituto y hace amistad con las chicas más populares del recinto. Por una cuestión romántica se desatará un enredo juvenil con mensaje. El libreto se ha actualizado a los tiempos que corren y ahora los móviles y las redes sociales juegan un papel fundamental en la historia y en la manera de narrarse esta. El guion sigue teniendo muy mala leche, igual que el original, pero quizá no tanta como era de esperar. Las canciones se integrado perfectamente en la narración (de hecho, algunas sirven para estupendamente para resumir momentos del original o recalcar sutilmente ciertas ideas).
Es la dirección donde nos percatamos que era película originalmente para televisión, que, gracias al decente acabado, ha terminado llegando a salas de cine. En una decisión más televisiva que cinematográfica, la mayoría de los números musicales están rodados en el formato Scope, mientras que la acción verbal usa el Flat (en una medida muy equivalente a la televisión). Apuntar también que la cinta tiene un ritmo estupendo, pero que se nota que en montaje se han debido caer escenas y tramas. Recordemos que en el original hay una trama, bastante divertida, que envuelve al entrenador del instituto, y aquí se ha contratado al mismísimo Jon Hamm (The Morning Show) para el papel, y resulta que esa historia ya no existe. Era una trama con muy mala leche que también es posible que se haya suprimido por ser políticamente incorrecta, aunque a tenor de otros chistes, no tendría por qué.
La estrella de cinta es la villana de la función, interpretada por la misma actriz que catapultó parte del éxito del musical, Reneé Rapp. Ella canta, baila e interpreta cómo los ángeles. Consigue que nos olvidemos de Rachel McAdams a los pocos minutos. Esta chica dará mucho que hablar en el futuro. Por otro lado, Angourie Rice también consigue llamar la atención especialmente cuando sufre la transformación. El paso de una faceta del personaje a otra es muy plausible. Apuntar que Fey y Tim Meadows (The Mandalorian) repiten los papeles de la película original, pero con un ligero giro bastante interesante.
En resumen, Chicas malas (2024) no se va a convertir al igual que pasó con la original en una película de culto con el paso del tiempo, pues es una cinta que tiene mucho potencial para hacer una buena taquilla y catapultar a nuevas estrellas como ya hizo la cinta de 2004. Es una película del ahora que funciona estupendamente para los fans del original y para las nuevas generaciones que se quieran acercar a esta divertida, y fabulosa, historia.
Lo mejor: Reneé Rapp.
Lo peor: La alternancia de formatos de imagen.
Puntuación: 7/10