Divagando varios días sobre esta cinta, he llegado a cambiar el subtitulo que acompaña a la critica varias veces, quizá el que más se ajustaba era “versiones modernas” pero al final me decido por “un mundo de fantasía”. Todo lo que ocurre en la película, solamente puede pasar en una pantalla de cine, pues desprende un aire de ciencia ficción increíble, a pesar de que el trasfondo sea cambiar el mundo a base de baile.
Una niña de papa que quiere entrar en una prestigiosa escuela de danza se enamora del líder de una pandilla de rebeldes con buenas intenciones. Juntos “lucharan” contra el villano de la función, que es el padre de ella y magnate de la construcción que curiosamente quiere derribar el cochambroso barrio del protagonista. Este es el resumen de una cinta que puede ser un cocktail moderno entre Flashdance y Fiebre del sábado noche, pero más light.
Indudablemente hay chicas guapas, con ropa ceñida y corta, y chicos guapos con pantalones piratas y camisetas de tirantes, para deleitar al personal más jovenzuelo (y no tanto) de la sala.
Momentos como que un personaje llegue tarde a trabajar, muy desaliñado, tras haber estado toda la noche de fiesta, y que se despedido por el malo de la función, nos hace plantearnos en que posición ponernos. Si eliges al desaliñado dice mucho de ti, pero si eliges al villano, eres un hombre sin alma. Esta moralidad no termina de dejarla clara el director especialista en programas de bailes, Scott Speer, quien se limita a encuadrar a bustos parlantes y solo preocuparse por unas escenas de baile tan impresionantes como increíbles, con saltos que desafían la ley de la gravedad.
Sin duda el punto fuerte de la cinta es la selección de canciones que usan los protagonistas para los bailes multitudinarios y para los bailes “agarraos” donde destacan artistas como Justin Bieber, Timbaland, Ne-Yo, y el DJ Ricky Luna que prácticamente se hace todos los arreglos de la cinta.
Los actores, por llamarlos de alguna manera, son muy malos, en especial los dos protagonistas masculinos. Ryan Guzman y Misha Gabriel Hamilton, dos recién llegados que bailan muy bien, pero les faltan hora de interpretación. La protagonista fémina Katrina McCormick tampoco es una chica que transmita mucho, pero por lo menos tiene secuencias con Peter Gallagher (Mientras dormías) que la hacen parecer más seria.
En resumen estamos ante la cuarta entrega de una saga que se financia estupendamente. La cinta no aburre, pero puede atentar varias veces contra la inteligencia del espectador, como los detalles antes mencionados. Pero lo mejor como suele ser en este país es la traducción, de Miami heat a Revolution… cambiar ingles por ingles ya lo hemos visto, pero un subtitulo por otro para suene más reivindicativo es muy sucio.
Lo mejor: Las secuencias de baile.
Lo peor: Los actores masculinos.
Puntuación: 3/10