Stranger Things 3: El imperfecto regreso a Hawkins

Creo que hay que ir claros desde el principio. Stranger Things 3 puede ser decepcionante si vas buscando una temporada en donde cada capítulo de el 100% de su potencial. En cambio, si la ves con los mismos ojos que las dos temporadas anteriores puede que realmente consiga sorprendente. En mi caso, la primera temporada es insuperable en su forma de narrar una aventura muy en la línea de Stand by me, Los goonies o IT. La segunda carecía en parte de la sorpresa que supuso la primera temporada y se metía en algún que otro “jardín” intentando meter tramas secundarias que realmente no importaban a nadie, hacían que la historia nos llevara por caminos que no nos interesaban o que se olvidaban al capítulo siguiente (véase el capítulo 7 de la segunda temporada). Pero creo que la temporada 3 es lo más cercano a Stranger Things que vamos a estar desde la primera temporada, con su más y sus menos, pero una temporada que no cae en el fan service (salvo alguna excepción) y que sigue tramando su historia hacía un final que, como han dicho los Duffer, tendrá lugar en una cuarta o quinta temporada.

Stranger Things 3 se mueve en sus primeros capítulos entre el ritmo pausado y el acelerón final. Un ritmo que utilizan los Duffer para seguir desarrollando a sus personajes y mostrarnos los intereses que tienen ellos ahora mismo. Están en la pubertad y en plena adolescencia, los Dragones y Mazmorras han quedado relegados a los centros comerciales, al ir de compras y el estar a todas horas con tu pareja. Los pequeños Mike, Lucas, Will, Dustin o Eleven ya no son esos niños que conocimos antaño, han crecido y esos es inevitable al verlos en esta tercera temporada y echar la vista atrás cuando los conocimos. Pero no solo ellos, los adultos también tienen que hacer frente a la evolución de la sociedad, el miedo de ser padres en una época en la que parece que todo se ha vuelto loco y el peligro acecha en cada esquina. Y es que, aunque los Duffer hayan querido dotar de algo más luz a esta tercera temporada, la oscuridad regresa y es cuando Stranger Things 3 gana enteros. Cuanto más Stranger Things se vuelva mejor. No seré yo quien eche por tierra todo el trabajo de los primeros episodios, pero es que el ritmo a partir del tercero es endiabladamente divertido, adictivo y volvemos a lo que hizo a Stranger Things recordada: Aventuras con gotas de misterio y terror.

Es a partir de ese tercer episodio cuando todo vuelve al terreno conocido y es cuando Millie Bobby Brown (Eleven) y Sadie Sink (Max) entran por completo en acción. Ellas son las que llevan la voz cantante en esta tercera temporada, aunque Eleven siempre ha sido la que ha llevado esa voz. Pero aquí su dupla es perfecta, la química entre las dos es brutal y llevan a sus personajes a otro nivel, en especial Sadie Sink que hace de su personaje, secundario en la segunda temporada e interés amoroso de Lucas y Dustin, un principal a la altura, sin interés amoroso que la lastre y convirtiéndose en una más del grupo. Al igual que el personaje de Natalia Dyer (Nancy Wheeler) que deja de ser ese personaje histérico que podía echar a más de uno para atrás para ser una heroína de armas tomar, capaz de enfrentarse a cualquier peligro sola. Pero sin duda, el grupo que más despunta dentro de todos sigue siendo Steve y Dustin, ahora junto con Erica (la hermana de Lucas) y Robin (interpretada por Maya Hawke). Este cuarteto hará las delicias de los espectadores, el de los fans de la dupla Steve – Dustin seguirán de enhorabuena pues es de lo mejor de Stranger Things 3.

Y aunque el tramo final es realmente apoteósico, emotivo y lleno de significados para lo que vendrá en una futura cuarta temporada, Stranger Things 3 sigue teniendo ese halo de imperfecta e irregular, que es lo que la hace maravillosa, pero aquí hay momentos que parecen más de relleno que de otra cosa. Con esto quiero decir que la tercera temporada puede que no satisfaga las expectativas de algunos usuarios, fans o serie adictos. Es una temporada que quiere abarcar temas mucho más interesantes que únicamente poner a nuestros protagonistas en peligro y que se enfrenten a un monstruo más grande que en anteriores entregas. Los hermanos Duffer siguen explorando posibilidades, en la primera temporada les salió redondo, en la segunda los altibajos estaban presentes en todo momento y aquí tienen capítulos que se pueden encontrar entre lo mejor de la serie, así como otros que saben a decepción por la infinidad de posibilidades que habrían podido sacar de ello. Y es que hay tramas dentro de la temporada que no interesan lo más mínimo y terminan teniendo un peso excesivo para lo que al final ocurre con ello.

No quiero decir que Stranger Things 3 sea una decepción, que no lo es, pero creo que podría haber sido bastante más redonda, haber jugado sus cartas mejor y no dejar todo para los últimos episodios donde si que vemos aquello que nos enganchó a la serie. Confío en los hermanos Duffer para que en una futura cuarta temporada sigan haciendo de estos personajes únicos, que sigan explorando ciertos temas tales como el hacerse mayor, el miedo a la pérdida o a la muerte y que todos tenemos el valor en nuestro interior. Los Duffer están haciendo la serie que ellos quieren, sin dejarse llevar por comentarios negativos o positivos, y eso es algo que se agradece hoy en día. Stranger Things 3 es una temporada imperfecta, pero que gana cuando más Stranger Things se convierte y no quiere ser una historia de amor adolescente. Su último episodio puede ser fácilmente uno de los mejores de la serie. Y atentos, que hay escena post créditos.