Sound of Freedom: Mercenario de Dios

Con un presupuesto irrisorio de 15 millones de dólares Sound of Freedom es una de las películas más rentables de la temporada en USA, ya que hasta el momento lleva 184 millones en dicho mercado. Pero esta cifra tiene algo de trampa. Congregaciones religiosas y otros grupos de índole católica compraban entradas y las regalaban entre sus feligreses, y es que bajo Sound of Freedom se encuentra un thriller adornado con mucha simbología religiosa. La cinta está dirigida por el mejicano Alejandro Monteverde (Little Boy) y protagonizada por el americano Jim Caviezel (La pasión de Cristo), y es un quiero y no puedo.

Basada en hecho reales, Sound of Freedom cuenta la historia de un agente del gobierno americano que mientras lucha contra pedófilos en la red, da de lleno con un caso de tráfico sexual infantil que le hace replantearse su carrera y su vida. Este es básicamente el argumento que cuenta la historia real de Timothy Ballard, un ex agente del gobierno que ahora ejerce de activista contra la trata de menores de edad. El guión arranca al más puro thriller de serie B, con un secuestro de unos niños y la presentación de nuestro héroe encerrando a un pedófilo. Sin ser arte y ensayo, el primer acto cumple con su cometido, pero conforme pasan los minutos la historia parece convertirse en una mezcla de docudrama y un Yo soy la justicia descafeinado, para acabar como si fuera Desaparecido en combate pero rescatando niños en vez de militares. Tampoco ayuda que los diálogos estén plagados de perlas como “los niños de Dios no están en venta” o “cuando Dios te dicta que hacer, no puedes vacilar”, que más que emocionar, pueden provocar carcajadas.

Y lo mismo ocurre con la dirección de Monteverde. El final del secuestro de los niños no puede estar peor rodado y peor dirigido el actor adulto, pero sin embargo el primer asalto a la casa del pedófilo y la secuencia en el cruce de fronteras no estan mal del todo, aprovechando la tensión que el montador le otorga. Todo esto aderezado también con una fotográfica a ratos afeada (que le sienta muy bien, como si estuviéramos en una cinta de serie B) y a ratos preciosa, con luces y soles colocados en lugares perfectos, rozando casi el poster de una escuela de catequesis, acompañas en todo momento por una música celestial (e interminable) del aragonés Javier Navarrete (El laberinto del Fauno). Al igual que el guión, la dirección es muy irregular.

Caviezel desprende que se siente a gusto interpretando a este héroe real rubio, de ojos azules y con 9 hijos y una mujer esperándolo en casa. Caviezel es la estrella de la función. Otra cosa es que con tanta frase imposible nos lo terminamos de creer. Mejor suerte corren los secundarios tanto el madrileño Javier Godino (Verano en rojo) como el norteamericano Bill Camp (Aguas oscuras). El primero correcto, como siempre, interpretando a un policía colombiano , y el segundo impecable, interpretando a Vampiro, un personaje que merece una cinta para él solo. De Mira Sorvino (After. Amor Infinito) hablamos otro día, pues sale escasos minutos y para dar apoyo moral (mediante frases Mr. Wonderful) al protagonista, es como el teléfono de la esperanza.

En resumen, Sound of Freedom es una historia real que sobre el papel tiene mucho potencial y en manos de un director/autor (Fincher, Scorsese, Schrader…) hubiera sido una gran película. Pero lo que se muestra en pantalla es pastiche donde la serie B se queda eclipsada por el mensaje religioso, la acción por las postales bien encuadradas…, y el cómputo final da lugar a una cinta sin ritmo y, a ratos, aburrida, que es difícil pueda contentar a aquellos que solo busquen un thriller entretenido.

Lo mejor: Javier Godino y Bill Camp.

Lo peor: El pastiche en el que se convierte según pasan los minutos.

Puntuación: 3/10