Estamos atravesando una época dentro del cine donde los blockbusters cada vez son más copias unos de otros. Creo que habría que remontarse mucho tiempo atrás para encontrar películas de presupuestos desorbitados que tuvieran una pizca de originalidad. Ya no solo que su idea fuera 100% del guionista, director, etc… sino que al menos el 20% de lo que vemos sea algo novedoso, que diga algo dentro de la cinta y que tenga al espectador pegado a la pantalla. Pero lamentablemente y, siguiendo un refrán muy socorrido, “está todo ya inventado”. Por eso es cada vez más difícil sentarse en una sala de cine, o frente al televisor, y descubrir historias que merezcan la pena y que aporten algo nuevo. Y en estas aparece Zack Snyder. El director que, en mi opinión, sigue viviendo de las rentas de 300, quiere ahora demostrar que puede también enfrentarse a space operas y hacer su propia Star Wars, hay que decir que este proyecto es de una negativa de LucasFilm. Así llega Rebel Moon: Parte uno – La chica del fuego una película que no tiene nada. Por no tener no tiene una idea original o algo que la haga especial. Una muestra más que Zack Snyder es más interesante en sí mismo que sus propias películas.
Y eso que su inicio puede ser interesante, con una presentación bien llevada del conflicto que nos vamos a encontrar, con una buena presentación del personaje protagonista y con algunas cosas interesantes. Pero rápidamente todo se desvanece cuando vemos porque esto era una idea que tenía Zack Snyder para una película de Star Wars. El director de El hombre de acero coge Los siete samuráis, Star Wars, Matrix y alguna space opera más, las mete en una termomix y ver que es lo que sale. Lo que sale es una cinta que hemos visto millones de veces, que no tiene ni un minuto original y que en todo momento saber que es lo que va a pasar. Todos sabemos que Zack Snyder no se especializa en lanzar guiones originales (salvando Sucker Punch), sino de adaptar obras para la gran pantalla es su especialidad y, cuando se enfrenta a esta índole, no sabe muy bien que hacer con el material. Por eso se nota que ha cogido lo mejor de las space opera, lo ha juntado con la obra de Kurosawa y ya tenemos película. La diferencia es que aquellas marcaron una época dentro del séptimo arte, algo que Rebel Moon: Parte uno – La chica del fuego no va a conseguir.
Y es que sigue estando presente el gran problema de Zack Snyder que es no sabe parar. Si por él fuera, todas las películas durarían más de cuatro horas. Así siempre tenemos el problema que surge cuando sus cintas se estrenan, que siempre sale después una Director’s cut donde se puede apreciar, o no, todo lo que quería contar Zack Snyder. Rebel Moon: Parte uno – La chica del fuego sufre del mismo mal. A Netflix va a llegar una versión recortada, con una duración de dos horas y trece minutos, pero ya ha dicho Snyder que tiene material para contar esta primera parte en cuatro horas. Y es que se nota que está recortada a más no poder. Pasados los primeros cuarenta minutos, más o menos, la cinta se vuelve una sucesión de viaje por diferentes zonas, por presentaciones de personajes que, realmente, importa bastante poco que será de ellos y nunca nos ubicamos bien donde estamos o que es lo que está contando. Es una presentación de personajes muy atropellada y que, cuando se acerca el momento del clímax, ni te acuerdas de quienes eran o que hacen ahí. Eso sí, la forma que tiene de presentar a la mayoría de ellos es espectacular, pero vacío completamente.
Zack Snyder es un hombre que se gusta mucho así mismo y que tiene un estilo muy marcado. Es por eso por lo que desde el primer plano abierto que tenemos sabemos que estamos ante una cinta de Zack Snyder. Nadie puede negar que el director tiene sello propio, pero ese sello ha hecho que también sea un poco su perdición. Quiere en muchos momentos ser el protagonista de la cinta sin estar en ella, eso se nota, en especial, en la cantidad de planos a cámara lenta que tiene, muchos de ellos que no aportan nada a la trama o están ahí por estar y que la gente diga “menudo plano se ha marcado Snyder”. Pero es la cinta tampoco destaca en dirección, en fotografía o en las escenas de acción, algo que siempre suele funcionar en las cintas de Snyder. Aquí la fotografía es bastante sosa y las escenas de combate no son muy allá, y eso que tiene alguna que podría haber dado mucho juego. Y todo esto desemboca en un final abierto que veremos como ¿termina? en Rebel Moon: Parte dos – La guerrera que deja marcas. Eso sí, Sofia Boutella se lo pasa estupendamente como personaje principal, dejándonos algunos momentos realmente buenos en las secuencias de acción. El resto de los personajes son un poco indiferentes, pues básicamente salen cinco minutos en pantalla, aunque su peso en la trama de las futuras secuelas sea fundamenta.
En definitiva, Zack Snyder fracasa en su idea de desarrollar una saga que pudiera ser la nueva Star Wars. Es una cinta vacía, que tiene cero ideas originales y todo lo que se muestra en pantalla ya se ha visto, y mucho mejor, en otras películas. No sabemos si Rebel Moon: Parte dos – La guerrera que deja marcas tendrá algo más de calidad o seguirá el mismo patrón, por ahora esta Rebel Moon: Parte uno – La chica del fuego es un quiero y no puedo.