Hugo Gélin: «Omar Sy es una persona muy generosa y trabajadora»

Con motivo del estreno de Mañana empieza todo, un remake de la película mexicana, No se aceptan devoluciones, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a su director, Hugo Gélin, que respondió a todas las inquietudes sobre la película: Cómo es trabajar con Omar Sy (Jurassic World) o cuantas niñas hicieron el casting para el papel protagonista.

Samuel vive la vida sin responsabilidades en la playa en el sur de Francia. Hasta que un día, una de sus antiguos amores le deja en los brazos a un bebé de pocos meses, Gloria: su hija. Incapaz de cuidar de un bebé y decidido a devolverle la niña a su madre, Samuel se va a a Londres para tratar de encontrarla pero no tiene éxito. Ocho años más tarde, mientras que Samuel y Gloria viven en Londres y son inseparables, la madre de Gloria regresa a su vida para recuperar a su hija.

Hugo Gélin, director de Mañana empieza todo

Hugo Gélin, director de Mañana empieza todo

¿Qué tiene la cinta original para querer realizar este remake?

Pues la historia tiene dos ventajas: es muy especial y al mismo tiempo es universal. La historia está escrita de entrada por un mexicano y funcionó en los Estados Unidos. Yo he hecho el remake en Francia y a pesar de haber cambiado muchas cosas en mi película, la historia es la misma. Veo, después de que mi película haya salido al mercado internacional, que la historia funciona en todos los países donde se ha estrenado: En Alemania, en los Países Bajos, Israel, y espero que en España (risas). Pero a mí lo que me interesó de la historia es la relación entre el padre y la hija monoparental que es muy interesante, y muy moderna, después el grado que tiene el personaje entre lo real y lo imaginario. La mentira, la vida soñada de un niño y todas las razones por las que él se comporta así. Todo eso a mí me ha interesado mucho y me ha divertido mucho realizando la película.

Es una comedia, pero pasan unas cosas tremendísimas…

Sí, pero así es la vida (risas). La película empieza como una comedia clásica y después, efectivamente, los personajes tienen cada vez más un peso dramático que para mí tiene dos virtudes: enriquecer la historia principal, junto con los personajes, y la segunda es seguir haciendo reír por contraste. Cuando se tiene una subtrama dramática uno se ríe todavía más en ciertos momentos porque la risa hace bien, es buena. Y esa mezcla de géneros me gusta mucho. Después, los acontecimientos que ocurren en la película, especialmente al final, son un poco secretos, pero son dramáticos y a pesar de todo uno sale de verla con un sentimiento muy positivo, con el recuerdo de lo mucho que has reído.

Hablando de la mezcla de géneros, ¿cuál es el truco para conseguir ese equilibrio entre la comedia y el drama?

No lo sé… no lo sé, a mí me parece natural. Yo entiendo que se traza una línea muy fina para conseguir el equilibrio, y no hay un método. Como decía antes, se parece a la vida, ya que en la vida uno puede estallar a carcajadas en un entierro o estar en una fiesta y de repente recibir una llamada dramática por teléfono. Para mí es casi más complicado hacer solamente una comedia o solamente un drama. La mezcla es más fácil de lo que uno podría creer. En Francia hay una expresión para ello: comedia dramática. Pero en realidad no quiere decir nada porque para mí la comedia es algo también dramático.

Gracias a Intocable, y también a esta película, Omar Sy, el protagonista, no solo es una estrella, sino que además lo vemos como alguien muy divertido. ¿En el rodaje también es un actor divertido?

Sí, es muy divertido y muy generoso. También es alguien extremadamente trabajador porque para hacer reír hay que ser muy serio. Es una cuestión de ritmo, de música, de palabra, y hay que estar muy concentrado. Da la impresión de que es un trabajo en el que uno se divierte y está a gusto, pero realmente requiere mucho rigor. Y sobre todo aún más cuando está trabajando con una niña. Ella tiene que entrar en el ritmo, tiene que estar en el mismo nivel. Hay que hacer las películas de manera muy seria pero sin tomarse en serio a uno mismo. A partir de ahí todo sale bien. Y Omar es una persona que quiere que las cosas salgan bien, es capaz de estar repitiendo tomas todo un día (risas).

 ¿A cuántas niñas vieron para elegir a la protagonista?

Vimos a muchas niñas, la verdad. Necesitábamos una de unos diez años, mestiza, que hablara perfectamente francés e inglés, que fuera buena actriz (risas), y tenía mucho miedo de no encontrarla. Además, comparte el cartel con Omar, así que no es que sea solo su hija, es que es también la protagonista. Hicimos un casting enorme en Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Canadá, además de en Internet, y fue ella la primera que me llamó. Fue de locos. Ella vive en Estados Unidos y vi algunos vídeos suyos, porque es cantante de rap y DJ. Ha publicado un álbum en inglés. Es impresionante, es una artista. Hubo mucha química entre Omar y ella, se adoran. Ella se va de vacaciones a su casa, se ha hecho amiga de las hijas de Omar, Omar se interesa por ella, quiere saber qué tal va… Está en un colegio americano muy estricto. Toca el piano, el violín, juega al baloncesto y hace conciertos de rap y es DJ. Y todo eso sonriendo, porque es muy humilde. Es increíble.

La banda sonora es muy llamativa por preciosa. ¿Cómo fue la elección de las composiciones?

Quería que la película tuviera una identidad que fuera más allá de la película. Nos encontramos con un compositor americano que ha hecho películas estupendas como The espectacular now, Rob Simonsen, y fue una suerte porque cuando se lo pedimos pensamos que nunca iba a aceptar una película francesa, pero se vino a Francia y vivió conmigo en París para componer la música y después nos fuimos a los estudios Abbey Road de Londres a grabarla.

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