Beginning es de esas películas que, cuando sales del cine, la amas o la odias. No hay termino medio con ella. Y eso es algo que valoro mucho en una película. Posiblemente las que te dejan en un término medio rápidamente se olvidan o no aportan nada a una industria donde se pide sangre fresca, que se arriesgue a contar historias que incomoden y que hagan al espectador replantearse ciertas cosas que, en otros momentos, no se replantearían. Beginning es una cinta incómoda por la forma en la que se cuentan las cosas, es incómoda por lo que hay detrás de todo y es incómoda por como deja al espectador sin saber que hay más allá de lo que está viendo en pantalla. Dea Kulumbegashvili, que debuta, consigue hacernos temblar ante la imposibilidad de poder hacer algo por la protagonista de la cinta, una mujer de fe que ve como toda esa creencia se le escapa ante una situación horrible. Kulumbegashvili demuestra que para contar una buena historia no hay que hacer virguerías detrás de las cámaras o artificios con el guion, simplemente contar una realidad vigente pero que muchos no quieren ver. Y por esto Beginning es una de las grandes cintas del año.
Dea Kulumbegashvili no se ha limitado a hacer una cinta convencional al uso. No. Ella ha optado por arriesgar en todo lo que tiene que ver con su cinta. Y lo primero que llama la atención es su decisión de basar la narración y la planificación estética en planos estáticos. Son pocos los paneos o movimientos de cámara que vemos en la cinta, toda la acción sucede en largos planos secuencia que tienen inicio y final. Y eso hace que la tensión que quiere conseguir con la cinta gane mucho. Gana mucho porque en ningún momento sabes que es lo que está sucediendo fuera de ellos. No sabes que es lo que inquieta a la protagonista, que es lo que merodea fuera de las paredes creadas por la directora y no sabes por donde puede aparecer ese temor. No es una cinta de terror, pero hay momentos en los que la piel se nos eriza como si de una de sustos se tratase. Y es en esos momentos cuando Beginning toma otro camino, el de la incomodidad de la verdad, de cuando la realidad golpea al espectador y le hace plantearse las cosas que suceden en pantalla y que se remueva de su asiento. Y eso es lo que consigue, magistralmente, Dea Kulumbegashvili.
Pero Dea Kulumbegashvili no solo ha sabido dotar de magnetismo a propuesta estética, también a su guion. Quizás es un guion que no inventa la rueda, que no es novedoso en muchas de sus decisiones, pero es un guion que va a puñal con lo que quiere contar. Es cierto que se cocina a fuego lento, a un ritmo donde poco a poco comienza a hacer mella en el espectador y hace que no puedas perder de vista lo que ocurre en pantalla. Hay momentos en los que incluso querrás quitar la vista. A eso también ayuda mucho la interpretación de Ia Sukhitashvili, que protagoniza por completo la cinta. Es quizás una interpretación “tour de force” en donde tiene que llevar todo el peso a sus espaldas a la vez que tiene que lidiar con todo lo que le ocurre en pantalla. Su interpretación le valió el reconocimiento del jurado del Festival de San Sebastián que le otorgó la Concha de Plata a la mejor actriz. También hay que decir que la cinta fue la gran triunfadora del pasado Festival de San Sebastián donde se llevó, a parte del premio ya mencionado, el de mejor guion, mejor dirección y Concha de Oro a la mejor película del Festival, un récord que seguramente no se repita.
En definitiva, Beginning es una película áspera, dura y que no dejará indiferente a nadie. Es una cinta que se cocina a fuego lento y que hace mella poco a poco en el espectador. Es la demostración de que, con una buena historia que contar, se pueden conseguir grandes cosas y remover la conciencia del espectador. Dea Kulumbegashvili se ha convertido en uno de los nombres para tener en cuenta en un futuro, que ojalá, no sea muy lejano. Su primera película es una de las grandes del año y que conseguirá que haya debate durante mucho tiempo.