Con motivo del estreno de Evelyn, pudimos charlar brevemente con su directora, Isabel de Ocampo. Esta es su primera película después de ganar el Goya por su cortometraje Miente en 2008. La conversación fue más cinéfila de lo normal, algo que la directora agradeció bastante.
¿Has notado mucha diferencia a la hora de dar el paso del cortometraje al largometraje?
Si, la he notado, y es enorme. Cuando yo hacia los cortometrajes, también los producía, eran pesadillas. Y lo que me he encontrado dirigiendo mi primera película es que ha sido mucho más fácil que hacer cortos, pues en los cortos lo hacia todo yo, y me desesperaba. Eran experiencias terribles para el alma y la mente, y para el bolsillo. Aquí no, la película la han producido unos señores, la ha organizado un equipo maravilloso, tenia muy buenos profesionales acompañándome, y yo solo tenia que estar con los actores y hacer mis deberes de planificación, y así ha sido muchísimo más fácil de lo que me imaginaba. Ha sido la gran sorpresa de rodar Evelyn.
En la rueda de prensa citaste a Roman Polanski (Un dios salvaje) como uno de los referentes a la hora de hacer la película, ¿Cuáles han sido los otros?
¿Cuáles has visto tu? (Risas)
Yo he visto algo de David Fincher (Se7en), pero…
(Risas) Fincher ha sido mi inspiración a la hora de hacer el trailer de la película, de hecho la música original que pusimos antes de que el músico Antonio Escobar (Impávido) sonorizara la cinta era de Nine Inch Nails (El grupo de Trent Reznor, compositor de La red social). Es verdad, hay muchos directores que puedes citar y yo me tengo que callar porque son fuentes de mi inspiración. Todos estamos viendo estas películas maravillosas estos días, y mis referencias son el cine actual. David Fincher me encanta, al igual que Polanski, David Lynch (Carretera perdida), Atom Egoyan (Chloe), todos estos directores oscuros, de todos vas copiando. Ojala pudiera rodar yo como David Fincher rueda, pero si que hay una serie de sensaciones que él te transmite con la cámara que me quito el sombrero. También veras cosas de Tony Scott (Top Gun) y Ridley Scott (Prometheus) que a priori no tienen que estar relacionados con un tema social como el mío, pero yo creo que el acierto, si es que se puede llamar un acierto, de Evelyn es que aborda un tema social pero con un envoltorio muy poco habitual, muy de thriller, de película de mucha tensión, mucha garra. Me alegro mucho de que hayas sabido percibir esas referencias, pues están ahí.
Evelyn tiene secuencias muy perturbadoras gracias a las mezclas de sonido ¿Cómo has trabajado este asunto?
La película tiene otra referencia, que no si conocerás, La evasión de Jacques Becker, que la vi en la adolescencia y se me quedaron grabados esos golpes. Es una película casi sin música que se construye con la banda de audio. Con la banda de audio y los golpes de esos presos que intentan huir de la celda, el director es capaz de trasmitirte todo el nerviosismo, y eso se me quedo grabado en el interior de mis vísceras, pues me encanto. Cuando imagine Evelyn yo tenia esta película en mi mente, y sobre todo en las trompas de Eustaquio, por que se me metió por los oídos, y por el alma. Yo tenia clarísimo que en Evelyn nos íbamos a meter en la mente y el cine es tan rico que te permite hacer escalas o caligrafías, por un lado lo que estas viendo, y por otro lo que estas oyendo. Lo que estas oyendo, me he fijado que siempre es inconsciente, puedes estar oyendo un rebaño de ovejas y no necesitas verlo, pero de repente te esta configurando lo que estas percibiendo por los ojos de otra forma. El proceso de la destrucción de Evelyn se cuenta con las herramientas clásicas del guión y la fotografía y también se cuenta a través de la banda de audio, que como bien has notado, tiene muchos elementos para subrayar la tensión. La gotera, que luego cobra una dimensión cuando deja de oírse, los ruidos del club, la carretera, los silencios, todos esos elementos que hacen perder el equilibrio a la protagonista. Efectivamente he ido mucho al cine y me encantan este tipo de películas donde el sonido se te mete por las entrañas, y he querido hacer algo así.
La secuencia que me ha impactado es cuando esta Evelyn drogada y se aprecia este trabajo tan interesante de sonido.
Esa escena curiosamente tiene ese trabajo de la banda de audio que te comentaba antes y la maravillosa banda sonora. Esa escena en concreto contiene un verso budista que recita una niña, y que el músico, Antonio Escobar, le dio la vuelta y lo estiro, y lo que se produce es una distorsión, que es lo que te esta contando la película, la distorsión de algo bello. La frase es muy poética y dice algo así como que todos somos nuestros pensamientos, y es lo que sucede en la cinta y si lo distorsionas, el resultado es algo monstruoso, algo que te merma el equilibrio mental. La música la hemos trabajado manejando todos estos conceptos y películas que no tienen nada que ver con el cine social, ni nada parecido, sino con cintas taquilleras que tiene un uso del sonido muy potente. Esa sensación de malestar es algo sencillo como potenciar el subwoofer, que lo usan mucho en películas como La guerra de las galaxias para crearte una sensación de la que tu no eres consciente pero que te esta afectando.
El personaje de Adolfo Fernández me recuerda a muchos de Quentin Tarantino, ¿Qué me puedes decir de esto?
Es un personaje que seguramente haya mamado mucho de su cine. Todos los personajes ven películas fuera de su vida en la película, y seguramente el proxeneta de Evelyn vea películas de Tarantino, muy de personajes machotes. También tenia en mente, no se si se percibe, el referente al personaje de Marlon Brando, el coronel Kurtz de Apocalypse Now, y ese final en la novela de Joseph Conrad cuando se habla de horror. Evelyn trata del horror, y por eso, le dije a Adolfo que se pusiera con la mano en el cabeza haciendo un homenaje a Marlon Brando, que usa ese cuerpo y esa manera de mover la mano para construir ese personaje que es denso, y brutalmente atractivo. Todas esas referencias cinematográficas están ahí, por que cuando estas haciendo cine te salen y hay que dejarlas salir.