¿Qué pasaría si los perros dominaran el mundo? La película White God intentar dar respuesta a esta premisa de una manera algo poética pero sin omitir en la crudeza del asunto. Alabada en festivales, y con el prestigioso premio Un Certain Regard Award en Cannes 2014, llega a nuestras pantallas esta cinta húngara cuya premisa suena de lo más comercial posible, pero luego su forma resulta algo más pedante de lo esperado.
Un padre divorciado debe acoger unos días en su casa a su hija y al perro de esta. Tras varias noches sin dormir el padre decide abandonar al perro sin el consentimiento de su hija. El chucho intenta sobrevivir a toda serie de percances hasta que decide reaccionar, ponerse de acuerdo con otros compañeros, y atemorizar a los seres humanos. Esta es la premisa de White God, que apunta de maravilla, pero que se toma su tiempo en desarrollarse, y donde las “perrerías” que sufre el can se hacen largas debido al detalle con el que se describen.
El director Kornél Mundruczó (Delta) arriesga mucho desde los primeros minutos de la cinta. Empieza, a modo documental, describiendo el proceso por el cual una vaca se convierte en comida, es decir, vemos como pelan la piel de la vaca, como le abren la cabeza para ver si tiene la enfermedad de la locura, y como la empiezan a despedazar. Esto es algo gore, pero como es real como la vida misma, lo consideramos arte y ensayo. El director húngaro mueve bien la cámara pero el algunos momentos abusa de la cámara lenta, para hacerlo todo más poético, y resulta algo pedante.
Hay que reconocer que gran parte de hacer una cinta como White God casi creíble es del perro que protagoniza la cinta. Increíble lo bien adiestrado que esta para producir tristeza en algunos momento, y pánico y horror en otros muchos. La niña protagonista, Zsófia Psotta, también está bien escogida pues resultan bastante interesante como se desenvuelve en el mundo canino y adulto a partes iguales. Quizá el menos interesante sea Sándor Zsótér, que interpreta al padre de la niña, y detonante del conflicto, que se pasea durante todo el metraje con la misma cara.
En resumen, White God es un cinta con una premisa muy llamativa, pero conforme avanzan los minutos puede perder interés debido a su duración y su seriedad. Es una cinta de festival y para festivaleros, publico más comercial mejor abstenerse.
Lo mejor: La premisa de los caninos revelándose contra el ser humano.
Lo peor: Es una propuesta demasiado “artística”.
Puntuación: 6/10