Hay producciones que, seguramente, sin algún nombre detrás termine cayendo en el olvido más absoluto o pase por las carteleras sin demasiada pena ni gloria. Producciones que tienen una calidad enorme y que consiguen conectar con el espectador a otros niveles, ya sea emocionales o de hacernos sentir bien mientras vemos la cinta. Casi siempre se suele coger el nombre del director como referencia o de alguno de los actores para decidir si merece la pena ir al cine a verla. Hace unos años, Brooklyn, de John Crowley, consiguió sorprender a propios y extraños con una cinta realmente emocionante y que contaba con Saoirse Ronan como protagonista, una cinta que ponía las emociones a flor de piel y con la que era fácil terminar sucumbiendo a las lágrimas. Años después, y de un pequeño fiasco como fue El jilguero, John Crowley se junta con dos actores realmente increíbles como son Florence Pugh y Andrew Garfield para contar una historia de luchas constante, superación y amor en Vivir el momento, una cinta que conseguirá emocionar por su verdad, por contar una historia que se puede dar en el día a día y por saber contar una historia de amor realmente emotiva. Una cinta única y hermosa.
Vivir el momento es una historia sobre cómo vivir con una enfermedad terminal, pero intentar lograr todo aquello que te has propuesto en la vida y hacer, como dice el título de la cinta, vivir cada instante, cada momento y cada oportunidad de hacer algo como si fuera el último. Seguramente muchos puedan pensar en películas donde ya se ha contado esto mismo o que la cinta puede caer en la sensiblería más radical para hacer llorar al espectador con su historia. En parte, las dos serian opciones válidas para realizar una crítica a la cinta, pero John Crowley y el guionista, Nick Payne, consiguen no sobrepasar nunca la línea de la sensiblería más extrema y emocionan desde saber que esa historia que están contando puede ocurrir en cualquier momento o que, seguramente, muchas personas hayan podido pasar en algún momento. Y es que posiblemente muchas personas tengan a alguien enfermo, o lo hayan tenido, y han visto como su vida cambia por completo dependiendo en gran medida de lo que aquella persona demande en todo momento, aunque no sea fácil la convivencia y las discusiones estén a la orden del día. Y otra de las partes importante de la cinta, y que consigue calar tan dentro de nosotros, es su montaje.
Vivir el momento no está contada como una película al uso, no tiene un principio y durante dos horas vamos viendo el día a día de nuestros protagonistas. Vivir el momento comienza en como nuestros protagonistas se conocen, pero es lo único en donde tiene relación con otras películas de este género. Después, como su propio nombre indica, la cinta nos va creando fragmentos de momentos destacados de la relación de los dos, como se enamoran, como crean una familia y cómo van combatiendo la enfermedad que está asolando a uno de ellos. Pero lo destacable es que lo hace mediante flashbacks vamos alternando entre los momentos de cómo se conocieron e hicieron su historia de amor y otros momentos donde vemos como es su vida, día a día, luchando contra la enfermedad. Todo ello en conjunto va creando en nosotros esa emoción que cuando nos queramos dar cuenta las lágrimas estarán en nuestro rostro. Es un montaje que al principio puede chocar mucho, pues no es habitual ver este tipo de montaje en una propuesta así y han conseguido que quede perfecto en todo momento.
Pero claro, todo esto no podría quedar así si no tuviera a dos actores realmente metidos de lleno en sus personajes y consiguiendo unas interpretaciones realmente espectaculares. Andrew Garfield, siempre un actor realmente prometedor que parece que ponerse el traje de Spider Man le trajo una especie de maldición, consigue llevarnos de la mano en la historia y demostrar que tiene un talento realmente único. Su personaje es con ese personaje con el que empatizamos desde el primer minuto y cuyo papel puede parecer fácil pero también tiene esa dificultad de no caer en lo básico para que nos creamos su historia. Pero lo de Florence Pugh es increíble. No solo porque la actriz tiene mil registros posibles y en todos consigue convencer, sino que también sabe perfectamente no sobrepasar ninguna línea que hiciera que sobreactuara o que todo lo que hace en pantalla esté a disposición de generar el llanto sin haber conseguido convencernos antes. Los dos consiguen que Vivir el momento sea realmente especial.
Vivir el momento es una de las mejores cintas del año. Puede convertirse, con el tiempo, en un nuevo clásico del género romántico con ese toque de drama que hace que nos emocionemos en la pantalla. Andrew Garfield y Florence Pugh están increíbles en sus papeles protagonistas y nos emocionan con dos actuaciones realmente auténticas. John Crowley vuelve por el camino de la emoción de Brooklyn para emocionar. Una cinta preciosa.