Haciendo la similitud con la famosa frase de Casablanca (que curiosamente nunca se pronunció de la boca de Bogart), se tiene que decir que Ben Affleck (El contable) se ha convertido en uno de los directores más a tener en cuenta de los últimos años. Después de trabajos como Adiós pequeña, adiós, The town (ciudad de ladrones) y Argo, se ha ganado a pulso que sus películas sean siempre un punto de atención en los años en los que estrena. Ahora lleva a cabo la adaptación de Vivir de noche, novela homónima de Dennis Lehane (autor de las novelas de Mystic River o Shutter Island). Pues bien, el resultado es desigual. Vivir de noche tiene una dirección maravillosa por parte de Affleck, pero su historia va a trompicones, costándole arrancar y no sabe terminarla cuando lo necesita. Aún así, sin ser la mejor película del Ben Affleck director, Vivir de noche es un entretenimiento de primer orden y muy superior a películas que llegan con la etiqueta de obra maestra.
Vivir de noche arranca de manera espectacular con un plano secuencia de un atraco, después, se quieren contar demasiadas cosas en poco tiempo para llegar a la parte importante de la película. Hasta llegar a ese momento, Affleck quiere que conozcamos a personajes que van a estar acompañándonos todo el viaje pero sin ser vistos. Quiere contarnos una historia de amor, de traiciones y de enemigos. Pero todo ese barullo argumental pasa factura y hace que ese inicio sea confuso, algo que no pasa a la mitad de la cinta. Después de una escena que esclarece todo el asunto, Affleck se toma su tiempo para la trama, para los personajes, para los secundarios y para dejarnos momentos grabados en la retina. Vivir de noche funciona mejor cuando se vuelve violenta, que cuando quiere encontrar su identidad.
Y esa identidad pasa por un guion que, en muchos momentos, hace aguas. Hay personajes que pensábamos que iban a ser importantes, pero desaparecen con un chasquido de dedos, hay tramas que no hacen ningún favor a la historia, y la mejor trama de todas queda cerrada con una noticia de periódico. Son pequeños detalles que sacan de la historia, pero claro, luego Affleck se saca de la manga secuencias de quitarse el sombrero. Sin entrar en spoilers, hay una en donde habla con el sheriff, este le dice una cosa y entra en la casa. Affleck no cambia la cámara, deja que las expresiones del protagonista se muestren en pantalla antes que seguir lo obvio que hubiera sido seguir al otro personaje. Son detalles de genio, pero luego, no sabe rematar la película y nos deja con cinco o seis finales distintos, como si tuviera la obligación de cerrar las tramas. Algo que no viene a cuento.
Ben Affleck detrás de las cámaras se mueve magistralmente, delante de ellas sigue siendo un hombre inexpresivo que se pone trajes cinco tallas más grandes que él. Aún así no desentona del todo, pero esperemos que la próxima vez deje el protagonismo a otro. Lo que si que sabe hacer es rodearse de buenos secundarios como son Chris Messina (Ruby Sparks), Elle Fanning (The neon demon), soberbia, Zoe Saldana (Guardianes de la Galaxia), Sienna Miller (High-Rise) o Chris Cooper (Demolición) entre otros. Así, Vivir de noche es una buena película, no la mejor de Ben Affleck dirigiendo, pero sí que deja entrever que tenemos director para rato, pues lo que es mover la cámara lo hace de maravilla. Es una notable película, llena de cosas que la hacen grande, pero que empequeñece ante los fallos, salvables, que tiene.
Lo mejor: La dirección de Ben Affleck.
Lo peor: Los fallos que tiene y que le cuesta entrar en materia. Los múltiples finales.
Puntuación: 6/10