El laureado director y guionista Paul Thomas Anderson (Licorice Pizza) vuelve a la gran pantalla con Una batalla tras otra, la que posiblemente sea la cinta que le otorgue el tan ansiado Oscar de la Academia de Hollywood y la que seguramente se convierta en su película más taquillera. Una batalla tras otra es un drama de acción con tintes de comedia, con un ritmo impecable a pesar de sus 161 minutos de duración, y está protagonizada por Leonardo DiCaprio (Los asesinos de la luna), Sean Penn (Ciudad de asfalto) Benicio Del Toro (La trama fenicia) y las sorpresas de Teyana Taylor (El libro de Clarence) y Chase Infiniti (Presunto inocente).
En una sociedad que comparte muchos elementos con la actual, una revolucionaria tiene una relación con un fumeta especialista en explosivo. Tras varios asaltos y golpes en los que ponen al estado militar en emergencia, la pareja tiene una hija. Un golpe fallido hace que la revolucionaria acabe entre rejas. Pasan los años y la hija de la pareja se convertirá en el objetivo de los militares. Esta es la premisa del guión firmado por Anderson, basado libremente en la novela Vineland de Thomas Pynchon, autor que propio director ya adaptó en Puro vicio. Pero lo que sorprende de la historia es que se acerca más a un guion de los hermanos Cohen (todo ese humor, en ocasiones negro, característico de ellos) que a uno propio del director californiano. Y ese último tercio de la cinta es increíble y una clara referencia a El mundo está loco, loco, loco, loco. Sin lugar a dudas es, posiblemente, la historia más asequible para gran público de este peculiar director.
Como director Paul Thomas Anderson siempre ha sido uno de los grandes y unos de los directores contemporáneos precursores de rodar en grandes formatos. Ya rodó en 65mm su maravillosa The Master y ahora vuelve a repetir jugada y presenta Una batalla tras otra en VistaVision, formato puesto de moda en la actualidad por el director Brady Corbet y su premiada cinta The Brutalist. Sus milimétricos encuadres, en especial en los planos más generales, nos muestran una amplitud absorbente, casi capaces de desplazarnos a donde se desarrollan los hechos, en especial en esa gran persecución que abarca casi todo el tercer acto. Su montaje es una de los detalles más destacables, pues su larga duración pasa en apenas un suspiro, gracias a su trepidante ritmo. La parte negativa responde a la machacona música que acompaña incluso en escenas donde no es necesario. En algunos momentos resulta hasta molesta.
El reparto aparte de estelar esta esplendido. Quizá el que menos destaque sea el propio protagonista, Dicaprio, que nos recuerda bastante al Phoenix de la citada Puro vicio. Podríamos decir que son personajes similares dentro de su contexto. Penn esta formidable hasta con el repelente maquillaje que luce en cierto tramo de película. El más divertido es Del Toro, con ese rollo “sensei” que lleva. Es quien se encarga de cerrar muchos chistes. Casi seguro que le veremos en la terna final de los candidatos al Oscar a mejor actor de reparto. Y la sorpresa la dan los dos personajes femeninos de la cinta. Taylor interpretando a una mujer de armas tomar que no teme a nada ni a nadie. Los momentos con Penn son impagables. E Infiniti es lo opuesto a pesar de interpretar a la hija de esta. Una persona pausada que se ve inmersa en una aventura. Una mirada que convence reflejando la inocencia dentro de la película.
En resumen, Una batalla tras otra no es la típica cinta que esperamos de un director como Paul Thomas Anderson, pues es una “aventura” más cercana a otro tipo de directores. Aún así es una cinta donde ríes, te emocionas, lo pasas mal, e incluso tiene un poso político con lo que está ocurriendo en la actualidad. Por todo ello, y su ritmo imparable, Una batalla tras otra es una de las grandes cintas de 2025.
Lo mejor: Su impecable ritmo, su historia, sus encuadres…
Lo peor: La música.
Puntuación: 9/10


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