Posiblemente la primera entrega de Trolls fuera la gran sorpresa, dentro del cine de animación, en 2016. Nos sorprendió a todos al regalarnos una película divertida, valiente y llena de emoción cogiendo uno de los juguetes más clásicos de finales de los 50 y dotarles de una historia que vale perfectamente para adultos y jóvenes. Han pasado cuatro años de su estreno y seguimos recordando momentos como True Colors o esa versión tan divertida que hicieron de The sound of silence, de Simon y Garfunkel. Ahora, y después de un retraso debido a la pandemia, llega Trolls 2: Gira mundial que mantiene el nivel respecto a la primera entrega e incluso consigue lanzar otro mensaje importante respecto a la música. Trolls 2: Gira Mundial no es que sea superior a la original, sino que mantiene el nivel en todo momento haciendo que esta dupla de películas sea casi de visionado obligatorio. Preparaos para escuchar y cantar al ritmo de Crazy Train, Barracuda, Rock you like a Hurricane o One more time en una película con un ritmo espectacular.
En esta ocasión dejamos de lado a los terribles Berguens de lado para contar una historia donde la disputa musical es el motor de la historia. Cada reino, dentro de los Trolls, tienen una cuerda musical que es la que hace que todo siga en orden y no haya problemas, pero cuando llega el reino del Rock, liderados por Barb, a robar todas las cuerdas para sumir el mundo únicamente en el rock la cosa hace que Poppy, Branch y los demás Trolls salgan para intentar poner remedio a la situación. Trolls 2: Gira mundial es una cinta que sigue el ritmo, la estética y la forma de divertir de la primera entrega, pero que cambia por completo en su mensaje. Si en la primera cinta la historia giraba entorno al respeto al ser diferente, al amor y al respeto hacia los demás, Trolls 2: Gira mundial lanza su mensaje hacia el respeto de las diferentes formas de música en donde es posible que convivan todos los estilos sin problemas. Seguramente muchos se quejen de que los malos son el rock, pero es un pequeño cliché que se puede obviar por el desarrollo de la historia y porque al final el mensaje se hubiera hecho igual siendo cualquiera la parte oscura.
Y es que uno de los puntos fuertes de la historia es la forma en la que el guion va integrando diferentes estilos musicales para hacer ver, a los más pequeños y no tan pequeños, que antes de juzgar algo hay que escucharlo o verlo. Y es que a lo largo del metraje vamos a escuchar temas clásicos, Jazz, Reggae, rock, pop, rap o reggaetón y todos ellos incluidos en el momento precios en el que tienen que aparecer. Esto también puede extrapolarse a la primera entrega de Trolls, a la cual casi todos fuimos con los prejuicios de que hacer una cinta sobre los muñecos de los 50 era mala idea, y salimos encantados de la experiencia. Pero el mensaje claro de que la música no solo existe un tipo de ella y que debe ser respetado el resto de los estilos es el mensaje más claro. También sigue presente el mensaje del amor, de la amistad, de la familia y de perseguir aquello que quieres conseguir. Y a todo esto se le sigue sumando un reparto vocal de primera con Anna Kendricks y Justin Timberlake repitiendo en su papeles de Poppy y Branch, pero también encontramos a Rachel Bloom, Kelly Clarkson, J Balvin y al gran Ozzy Osbourne.
En definitiva, Trolls 2: Gira mundial es una continuación a la altura de la primera entrega, cambia por completo el registro y la historia para ser un musical sobre el respeto a los diferentes géneros musicales que existen y lanzar un mensaje a los jóvenes, y no tan jóvenes, sobre este respeto. La cinta es muy divertida, llena de colores, de ritmo y que conseguirá emocionar a más de uno. Ojalá pronto un Trolls 3.