Con Todos los caminos de Dios la catalana Gemma Ferrate se marca un debut como mínimo interesante, presentándonos al Judas más moderno, emotivo y espiritual que jamás hayamos visto en el cine. La cinta está protagonizada por Marc García-Coté (El sexo de los ángeles) y Oriol Pla (Truman), además cuenta con la colaboración especial del Premio Goya al Mejor Actor Revelación por La piel que habito, Jan Cornet (Sonata para violonchelo).
Sí, es un filme que utiliza un hecho bíblico como base, pero que eso no os eche para atrás. No se trata de una película religiosa al uso, Ferrate ha escogido a Judas como podría haber escogido a cualquier otro personaje incluso si este no formase parte de la Biblia, porque su objetivo no es hablar de religión, sino de traición, de culpa, de arrepentimiento y de liberación. Y lo hace con un aire cinematográficamente innovador, con elegancia y con mucho talento.
La película cuenta la historia de los últimos días en la vida de un Judas contemporáneo y de aires posmodernos, un hombre que huye carcomido por los sentimientos de culpa después de traicionar a su mejor amigo por 30 monedas de plata. Los intensos remordimientos y la desesperación que lleva sobre sus espaldas le harán entrar en un bosque con el objetivo de encontrar un perdón que en realidad solo puede hallar en sí mismo. Entre los árboles se topará con un joven que parece ser un senderista más. Este decidirá seguir a Judas en su penitencia, haciéndole «más llevadero» el camino. Aunque al principio este hecho contrariará a Judas, los dos acabarán estableciendo una extraña y enigmática relación en la que entrarán en juego ciertos elementos de expiación, como la lealtad de la amistad. También es muy interesante en su relación la confusa línea que se establece entre la simple amistad y el romance. Este último jamás llega a hacerse explícito, pero sí que es evocado de manera evidente mediante las sugerentes miradas y los continuos gestos de los personajes interpretados por Oriol Pla, Marc García-Coté y también Jan Cornet.
Todos los sucesos que acontecen durante los 70 minutos que dura el filme carecen realmente de cualquier tipo de sentido o de lógica, son solo una serie de representaciones simbólicas y casi poéticas de las diferentes fases por las que atraviesan los personajes y que tienen que ver con los procesos del dolor. Por poner un ejemplo, los cuerpos desnudos representan la exposición de los pecados a la vez que el agua sobre dicha desnudez se convierte en un elemento que ejemplifica el perdón, la limpieza y purificación de los vicios y flaquezas, la fase previa a la redención. En este sentido, no es raro que la cinta tenga tan pocos diálogos, porque el objetivo que se persigue con ello no es más que enfatizar lo visual sobre lo textual, algo que Ferraté logra con mucho acierto siguiendo lo que parece ser su intuición. Y es que a veces dicen mucho más los silencios, las miradas y expresiones corporales, las actuaciones y los escenarios –en este caso paisajes naturales- que las propias palabras.
El filme de Gemma Ferraté se presenta como una película íntima y personal filmada mediante cámara en mano y un formato tan cerrado como la angustia que vive el protagonista. El guión que Ferraté co-escribe con Eduard Sola se convierte, sin duda, en un arma que explota estupendamente una serie de ideas de una complejidad mayor de lo que en principio parece. Lo cierto es que es sorprendente ver cómo éstas funcionan en una película de tan escasa duración, tan pocos diálogos y tan solo dos actores (bueno, si contamos a Jan Cornet, dos y medio). No es necesario ningún elemento más, ni grandes cantidades de dinero para conseguir sacar adelante una propuesta de cine tan original como digna de admiración.
Lo mejor: Las interpretaciones de Marc García-Coté y Oriol Pla son mágicas y consiguen engancharnos, tienen muy buena química en pantalla. Ferraté está estupenda en su primer debut en solitario.
Lo peor: Que en los créditos pongan el nombre de Jan Cornet como si fuese el protagonista, solo por el tirón comercial que ofrece. Solo sale en el primer minuto de la película.
Puntuación: 7/10