Todo es silencio: Galicia nostra

Todo es silencio es un thriller dramático enmarcado en la época dorada de narcotráfico gallego que dejara al espectador bastante frío. El mítico José Luis Cuerda (Los girasoles ciegos) ejerce de maestro de ceremonias de este esperpento que produce alguna que otra carcajada no pretendida.

Xoque Carvajal, Celia Freijeiro, y Miguel Ángel Silvestre en Todo es silencio

Basada en la novela homónima de Manuel Rivas, Todo en silencio cuenta la historia de tres amigos de la infancia que cuando crecen uno de ellos se mete a policía, el otro narcotraficante, y la tercera es la novia de este último. Para rematar la historia, y a manera de unión entre todos ellos y los momentos temporales que contiene la cinta, hay una especie de mafioso que esta presente durante todas sus vidas. El guión viene firmado por el mismo escritor de la novela, por lo que ya adolece de los fallos de este tipo de adaptaciones que vienen firmadas por el mismo autor. Un arranque muy largo donde quieren explicar muchas cosas, y que obliga a dejar muchas otras en el tintero.    Hay un personaje en la vida adulta, que apenas se ha mostrado o desarrollado en la infancia, y que juega papel fundamental en la trama, me refiero al personaje obsesionado con los péndulos. Otro error muy común es seguir presentando al personaje principal cuando ya llevamos 90 minutos de metraje. Averiguar las enfermedades que padece el héroe de la función casi llegando al final de la cinta resta credibilidad a la acción.

José Luis Cuerda, como buen profesor, sabe donde poner la cámara, pero esta algo oxidado, y un simple tiroteo puede parecer salido de un corto amateur. Tampoco ayuda mucho que la dirección no sea la adecuada para una película como esta, es decir, estamos hablando de narcotráfico en Galicia, y no de Amar en tiempos revueltos, todo queda como muy teatral. En Todo es silencio parece que estamos anta una versión española y cañí de El precio del poder de Brian De Palma con toques de El padrino y Uno de los nuestros, pero con chaquetas vaqueras y cochazos como el Seat 124 o el Alfa Romeo 75, lo que se traduce en que la dirección artística esta muy currada salvo en los interiores que apestan a estudios de segunda categoría. Respecto al traje de Juan Diego, en la vida se ha visto un traje durara tantos años, es decir, Juan Diego luce el mismo traje desde 1969 hasta 1989. Ni Armani hace trajes tan buenos. Del delfín digital hablamos otro día que seguro se convierte en trending topic en los momentos que esta leyendo esto.

Juan Diego en Todo es silencio

El casting de la cinta, a pesar de ser muy atrayente, es bastante poco acertado. Desde Juan Diego (Casual day) haciendo del capo de la mafia gallega que algunos momentos produce risa, y creo que no es lo que pretendía, hasta un Quim Gutiérrez (Primos) que se pasa todo la cinta con cara de ¿Qué hago yo aquí? Nadie se cree su faceta de inspector de policía. Miguel Ángel Silvestre (The Pelayos) intenta hacer lo que puede con un personaje que podía ser un hermano pequeño de su archiconocido “Duque”, aunque aquí la “Catalina” de turno es también bastante esperpéntica y desagradable, Celia Freijeiro (Pelotas) se empeña es estar con el ceño fruncido todo la cinta, algo que le hace perder puntos a la que puede ser la mejor de la cinta. Eso si los niños que les interpretan en la infancia están bastante bien escogidos.

En resumen, por lo que se ve este año no es año de los dinosaurios del cine español. Tras la comedia que José Luis Garci se marco con Sherlock Holmes como protagonista, llega esta cinta de José Luis Cuerda que sin caer en la comedia, se queda muy lejos de lo que quería ser, si es que en algún momento quería ser algo.

Lo mejor: El traje de Juan Diego, pues salio bastante bueno, no lo cambia en todo el metraje, a pesar de los años.

Lo peor: No hay por donde cogerla, es aburrida y mala.

Puntuación: 2/10