El deporte en el cine se ha utilizado de muchas formas, pero quizás una de ellas sea la de mostrarlo como una antidepresivo o un instrumento de superación para nuestro protagonista. Casi siempre el deporte elegido es el baloncesto, más que nada por lo arraigado que está en la sociedad americana y que muchos de los personajes que aparecen en ella son chavales que quieren ir a la universidad para estudiar y seguir formándose como deportistas, quizás de élite, y llegar al sueño de jugar en la NBA. The way back cuenta en parte esto, pero aquí el baloncesto es un bálsamo para un hombre que ha perdido todo en la vida, un hombre que solo sabe beber importándole una mierda todo lo de su alrededor, un hombre que fue el mejor jugador de baloncesto en el instituto y que ahora tiene la oportunidad de olvidar sus problemas como entrenador de su antiguo equipo. The way back no inventa la rueda en cuanto a historia, pero quien haya sentido que el deporte, y más el baloncesto, le ha ayudado a superar infinidad de problemas seguramente acabe emocionado.
Y es que la historia de un hombre que ha perdido todo, se da veinticuatro horas a beber cerveza y a no querer tener una responsabilidad es algo que hemos visto mucho. Pero aquí se intenta que todo lo que pasa en pantalla sea real, que no haya nada forzado (aunque se subraye el alcoholismo del protagonista en cada plano) y que todo fluya dentro del relato. Me interesa mucho como tratan el deporte no solo en el protagonista, sino también en los chicos que forman el equipo, donde podemos encontrar de todo y sentirnos más cercanos de algunos. Pero es interesante como muestra el baloncesto como forma de escape para los chicos que pueden sentir la presión de los estudios, de sus padres o de la vida en general, y el deporte es una vía de escape a todo. Por eso la cinta llega a emocionar, porque muestra una realidad sin demasiadas alteraciones y con la que es fácil sentirse identificado. Y esto hace que la película vaya ganando enteros a medida que avanza, aunque todo lo que cuente no sea nada original u otras cintas las hayan podido contar mejor. Pero tiene corazón y alma y se agradece bastante.
Lo peor es que en muchas ocasiones cae en los clichés típicos de estas historias como, por ejemplo, que cuando todo parece que va a estar bien el protagonista cae de nuevo en las adicciones y todo se echa a perder. Que se lanzan frases motivacionales de Mr. Wonderfull o que se hace hincapié en algo que ha quedado claro desde el principio de la cinta como puede ser el alcoholismo del protagonista. Me ha quedado claro en los primeros minutos, no hace falta que en cada plano vea una lata de cerveza para que no se me olvide que el protagonista tiene un problema con el alcohol. Y es que son estos pequeños detalles los que hacen que la cinta vuele más alto. Y no será porque Ben Affleck (Liga de la justicia) pone todo lo que tiene en uno de sus mejores papeles. Todo gira entorno a él y lo cierto es que cumple con creces, pues el 90% de la trama recae sobre él. Los chicos que forman el equipo tienen desparpajo y ganas, hacen que te sientas identificados con ellos en cada momento y gritas en cada victoria que tienen.
The way back es una película que consigue aquello para lo que se filmó: Hacer entrar en conciencia a todos aquellos que tienen problemas, demostrando que pueden encontrar algo por lo que luchar, aunque sea complicado. Es una película que hemos visto mil veces, pero que al menos consigue impregnar algo de corazón y espíritu. No aburre y se ve con facilidad. Ahora en la época que estamos en un buen momento para acercarse al cine y ver The way back.