El cine periodístico siempre me ha parecido de lo más interesante. Siempre se consiguen obras llenas de intriga y de querer conocer el final, aunque por X o por Y ya sepas el final de la historia. Con Spotlight me pasó algo diferente: desconocía por completo la historia. Y que escriba esto un periodista, tiene narices. Pero así ha sido, y quizás por esto es por lo que Spotlight ha conseguido engatusarme tanto, por no saber cómo iba a transcurrir todo o como iba a terminar. Spotlight es el thriller periodístico llevado a su punto más álgido, con unas interpretaciones memorables y un guion inteligente que no deja cabos sueltos. Es de esas películas que te tienen atado a la butaca.
La película relata como el equipo de spotlight, del periódico The Boston Globe, se enfrenta a uno de los temas más drásticos de siempre: el abuso por parte de la Iglesia de menores. Está es, a grandes rasgos, su argumento. A partir de ahí, Thomas McCarthy (Con la magia en los zapatos), crea una tensión y un thriller que pocas veces se ve. En todo momento tienes la sensación de que nuestros protagonistas no van a alcanzar su objetivo. Cada paso que dan, sale algo que hacen que den dos para atrás. Y así la tensión que genera al espectador es tal que no te deja respiro y comienzas tú mismo a intentar querer ayudarles, pero desgraciadamente, no puedes hacer nada.
Cuando salí de ver la película, recuerdo que dije que poca gente religiosa iba a ir a verla, lo sigo manteniendo. Es una película que carga contra ellos. Una cinta donde todas las espadas y pistolas apuntan a un mismo sitio: La Iglesia. Al finalizar la proyección, unas letras te anuncian su final y también eres testigos de todas las ciudades donde hay casas para que los curas que han sido excomulgados por pecar o ir en contra de la voluntad de Dios tengan un retiro (al igual que esa obra maestra llamada El Club). Y esto es lo que también puede ir en su contra. Y aunque la película sea buena, si la gente se siente afectada no van a recomendarla, y tu carrera comercial caerá en picado. Y desde aquí pido a todo el mundo que le dé una oportunidad.
Y es que los actores que dan vida a los periodistas del Boston Globe si que se han dejado la piel. En especial ese actor que se lleva pocos premios pero que verle actuar es un premio, Mark Ruffalo (Vengadores: La era de Ultrón) da otro ejemplo más de garra, de buen hacer y de comerse la pantalla con sus apariciones. Junto a él dan la talla Michael Keaton (Birdman), Rachel McAdams (Aloha) o Liev Schreiber (La quinta ola). Todos ellos forman un equipo de primera y que consiguen que creamos desde el principio todo lo que cuentan (aunque todo sea real). Spotlight es una de las grandes cintas de este 2016, es una cinta inteligente llena de mensajes para el buen periodismo y para todos aquellos que aún crean en las buenas historias. Una película imprescindible.
Lo mejor: Su historia y sus personajes.
Lo peor: Que por el tema que trata no se le dé una oportunidad.
Puntuación: 8/10