Icíar Bollaín es una directora que siempre suele cumplir a la hora de ejecutar sus películas. Siempre suele tener una especie de ABC de la cinematografía que la hacen ser demasiado académica en su forma de dirigir sus obras. Por eso muchas veces la emoción de sus películas llegan porque el espectador decide traspasar ese muro “académico” de la directora para dejarse llevar y que, finalmente, la obra le llegue. Con Soy Nevenka pasa algo parecido. Pasa que Icíar Bollaín arranca su propuesta muy encorsetada e incluso de una manera acelerada para que poco a poco y, para sorpresa de muchos, decida alejarse un poco de esa realización académica e intentar hacer calar su propuesta en el espectador, por eso esta Soy Nevenka es una de las mejores obras de Icíar Bollaín, aunque no por eso deja de ser una cinta que en muchos momentos parece plana y que no quiere ir más allá, pero aquí se quita las cadenas y consigue una obra con una crítica al sistema, a los políticos e incita a todo el mundo a denunciar cuando se debe hacer. Porque es una lucha de todos, no solo de la persona acosada.
La historia de Nevenka, siendo sincero, apenas recordaba nada. A los once años es complicado ver las noticias y quedarse con algo, pero una vez que lo ves en pantalla la cosa estremece. Estremece porque hoy en día el tema hubiera sido tratado de otra manera y, seguramente, Nevenka hubiera tenido otro trato del que al final ha tenido. Porque denunciar a una persona por abusos sexuales, que todo el mundo se ponga en contra tuya y, finalmente, tengas que dejar España para encontrar trabajo fuera de él es espeluznante. Y es que en una sociedad que se toma el abuso a la ligera, culpando a la víctima y tomando como héroe al abusador es terrorífico. Quizás por eso la historia como la cuenta Bollaín gana enteros porque vas poco a poco, viendo al depredador acechando y poniendo contra las cuerdas a la protagonista. Y claro que Bollaín se posiciona, y todos los hacemos, pero seguramente haya gente que siga pensando que Ismael es inocente de todo y que no sepa diferencias las cosas. Porque hay momentos en la cinta donde realmente te dejan el cuerpo hecho polvo.
Porque Icíar Bollaín dirige con pulso firme la historia y sabiendo realmente que tramos de la historia hay que contar para esclarecer todo lo ocurrido, todo lo que movió la historia y porque se llegó a lo que llegó. Además del pulso narrativo de Bollaín, también hay que tener en cuenta el peso actoral de su elenco, donde destacan, claramente, Mireia Oriol y Urko Olazabal. La primera, aunque le cuesta coger el tono de la cinta, rápidamente se hace con el personaje, se lo lleva a su terreno y consigue, en muchos momentos, traspasar la pantalla y hacernos creer que ella es Nevenka de verdad. Urko son palabras mayores. Muchos le llegamos a conocer en la anterior cinta de Bollaín, Maixabel, donde consiguió llevarse todos los premios posibles por su interpretación. Aquí, siendo el depredador de la cinta, consigue en todo momento darte repulsión y que le detestes, algo realmente difícil muchas veces y él sabe en todo momento como hacer para que la interpretación nos lleve por esos derroteros.
En definitiva, Soy Nevenka es una cinta que invita a la reflexión, que invita a seguir luchando contra todo aquel que intentar abusar de su posición para conseguir cosas y no dejar en el olvido a todas esas víctimas que abrieron un camino y, hoy en día, siguen sin encontrar esa paz. Una cinta que seguramente termine siendo éxito en taquilla y muy del público.