Sorda: Una necesaria visibilización

En un mundo donde siempre se nos llena la boca con el tema de la integración, de las ayudas a los demás, etc.… siempre ha sido difícil involucrar a la comunidad sorda al mundo normal, poniéndole trabas a casi todo y no ayudando en casi nada. Por eso siempre defenderé el Oscar a la mejor película para Coda, una cinta que conseguía emocionar con la verdad de sus personajes y que ayudaba mucho a visibilizar a estas personas y la infinidad de problemas que pueden tener. Por eso una cinta como Sorda se convierte rápidamente en un regalo y una forma increíble de visibilizar estos problemas, sino de hacer ver a la gente lo vulnerables que pueden llegar a ser o el miedo que pueden llegar a tener. Sorda se erige como una propuesta valiente y profundamente inmersiva no solo al contar una historia de supervivencia y lucha contra la adversidad, sino que también invita al espectador oyente a experimentar el mundo desde la perspectiva de una persona sorda. El uso del lenguaje de signos no es un mero adorno, sino la columna vertebral de la comunicación entre sus personajes. Esta decisión, lejos de aislar al público oyente, lo introduce de manera natural y respetuosa a una forma de comunicación rica y expresiva. Sorda es, posiblemente, la mejor película española de lo que llevamos de año.

Sorda es una cinta que comienza como una especie de regalo para el espectador, pues después de tanto drama, parece que la cinta va a coger un enfoque mucho más cercano, optimista y que, poniendo a la persona no oyente en el centro de todo, hacernos ver como es su día a día. Pero nada más lejos de la realidad. Después de una serie de acontecimientos, Sorda comienza a incomodar, comienza a mostrar de primera mano como es la vida de las personas no oyentes y como tienen que enfrentarse a un mundo donde parece que no son bien recibidos. Eso y muchas veces la incomprensión de las personas oyentes, consigue crear un conflicto dentro de la cinta realmente interesante. Todo esto desembocado por el nacimiento de una niña oyente que pondrá “patas arriba” la vida que llevaban tanto Ángela como Héctor, pues ella es sorda y él es oyente. Y es aquí donde reside el conflicto de todo, como educar a una hija sin dejar de lado uno de los dos mundos. Y eso la cinta lo resuelve de maneras increíble, sin caer en el subrayado de nada y teniendo una mirada casi documental. Unas decisiones de guion y de dirección sobresaliente por parte de la directora, Eva Libertad.

Álvaro Cervantes y Miriam Garlo en Sorda

Álvaro Cervantes y Miriam Garlo en Sorda

Pero también hay que destacar unos elementos, externos de la cinta, que son realmente necesarios tanto para al público oyente como para el público no oyente. Y ese no es otra cosa que el uso de los subtítulos. Si estamos acostumbrados en el día a día de ver una serie o una película con subtítulos, por eso creo que ver una cinta en nuestra lengua materna subtitulada choca al principio hasta que te das cuenta de su uso. No es un uso para las personas oyentes, que pueden seguir la cinta de manera normal, es para que las personas no oyentes puedan acudir al cine, ver una película que habla de su día a día y que son los protagonistas de esta. Esta estrategia narrativa no solo avanza la trama, sino que también educa y sensibiliza al público sobre los desafíos comunicacionales que enfrentan las personas sordas en un mundo predominantemente oral. La cuidada sincronización y la claridad de los subtítulos son fundamentales para garantizar una experiencia cinematográfica accesible y significativa, permitiendo que la riqueza del lenguaje de signos no se pierda en la traducción escrita.

Las interpretaciones en Sorda son un pilar fundamental para la credibilidad y la emotividad de la película. Aunque Miriam Garlo y Álvaro Cervantes son los actores principales de la cinta y muestran unos personajes increíbles, son los actores sordos los que ofrecen unas actuaciones cargadas de autenticidad y una expresividad corporal y facial que trasciende las palabras. Su dominio del lenguaje de signos se convierte en una herramienta actoral poderosa, transmitiendo emociones complejas y matices sutiles con una naturalidad impactante. Miriam Garlo, actriz no oyente, consigue conmover en todos sus movimientos y deja ver que, muchas veces, simplemente se puede emocionar por la forma de enfocar al personaje y que es lo que se quiere trasmitir, consiguiendo una de las grandes interpretaciones del año. Álvaro Cervantes, por su parte, posiblemente consigue una de las grandes interpretaciones de su carrera. Actor oyente, se deja la piel en cada interacción con las personas no oyentes, demostrando lo buen actor que es y como consigue trasmitir verdad en cada momento.

Miriam Garlo en Sorda

Miriam Garlo en Sorda

En resumen, Sorda no solo se destaca como una obra cinematográfica de gran calidad, sino que también se erige como un agente de cambio en la percepción y comprensión de la comunidad sorda. La película logra, a través de un guion sólido y una dirección sobresaliente, presentar una narrativa inmersiva que desafía al espectador a ver y sentir el mundo desde una perspectiva diferente. Las actuaciones, especialmente las de los actores sordos, aportan una autenticidad y emotividad inigualables, mientras que el uso de los subtítulos subraya la importancia de la accesibilidad en el cine. En conjunto, Sorda no es solo una película, sino una poderosa herramienta de visibilización y concienciación que invita a la reflexión y a la empatía hacia una comunidad que a menudo es ignorada o malentendida.

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