Sirat: Un puente hacia algo sin precedentes

Hay películas que pasan desapercibidas y otras que llegan con la intención de arrasar con todo. Claramente esto último es el caso del director Oliver Laxe (Lo que arde) con su última película Sirat, donde puso toda la carne en el asador a la hora de crearla. Independientemente de lo que ocurra con ella en taquilla, ya se trata de una obra que en sus preestrenos ha generado una cierta unanimidad a la hora de elogiarla y considerarla una de las películas más importantes del año. Efectivamente, tras Todos vosotros sois capitanes, Mimosas y Lo que arde, el cineasta se atreve con una propuesta totalmente distinta que romperá con todos los esquemas del público.

Sergi López en Sirat

Sergi López en Sirat

Sirat narra la historia de un hombre (Sergi López) y su hijo Esteban (Bruno Núñez) que viajan hasta Marruecos, en concreto a una rave perdida entre las montañas, buscando a Mar, hija y hermana, desaparecida hace meses en una de esas fiestas sin dejar rastro alguno.

Sirat significa camino recto o sendero y proviene de la lengua árabe, y en su contexto islámico se refiere asimismo a un puente que cruza del infierno al paraíso y solo los justos podrán cruzar este puente estando a salvo, mientras que los injustos caerán en él. Oliver Laxe sin embargo no trata de distinguir quién merece el castigo y quién la salvación, sino que nos regala un retrato de la vida muchísimo más complejo en una historia de 115 minutos, donde jamás entenderemos el por qué suceden las cosas, pero sí tal vez el para qué, todo ello envuelto de metáforas algo escondidas y poco evidentes. Esto último, el no darnos todo masticado, es uno de los elementos más atractivos de Sirat que la vuelve misteriosa, impactante y bella al mismo tiempo, a pesar de estar ambientada en un desierto donde toda esperanza por encontrar respuestas parece perdida.

El primer acto de Sirat nos muestra una clara intención de Mad Max conoce a Buscando a Nemo en un ambiente ravero, algo insólito, original pero con muchas dudas de hacia dónde pretende ir el director. Y justo llega ese momento en el que todo cambia y entendemos perfectamente qué significa Sirat, tanto para su creador como para el espectador, que se verá inmerso en un vaivén de emociones que seguramente le perseguirán hasta después de encenderse las luces de la sala de cine.

Sergi López y Bruno Núnez Arjona en Sirat

Sergi López y Bruno Núnez Arjona en Sirat

El propósito de Sirat a la hora de lanzar varios mensajes espirituales sin que sean subrayados es increíblemente acertado, sutil y brillante, dando lugar a una película arriesgada, necesaria y muy especial.

El ritmo de Sirat, su guion perfectamente pensado y plasmado en lo visual, son unas de sus claves para que el impulso de una escena a otra funcione y a pesar de su dureza no genere pesadez en ningún momento de su metraje. Además, su maravilloso casting, también arriesgado, contando no solo con actores con talento reconocido como Sergi López (Mano de hierro) o el pequeño Bruno Núñez Arjona al cual ya vimos brillar en la serie La Mesías, sino con un elenco ajenos a la profesión de la actuación, convierten a Sirat en un ejercicio de autenticidad y al mismo tiempo de profesionalidad que no siempre se logra en casos así (no olvidemos el desastre de 15:17 Tren a París de Clint Eastwood que acabó siendo un completo desastre al incluir un casting no profesional).

Sirat es y será una de las sensaciones del año y un ejercicio ejemplar de hacer cine de forma diferente con una apariencia fría y cruda pero con un trasfondo espiritual y absolutamente bello si uno sabe ver más allá de lo que se le muestra a primera vista.

Lo mejor: Su apuesta arriesgada.

Lo peor: Un film cuya crudeza aparente no haga ver más allá al espectador.

Puntuación: 9/10

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