En un lugar indefinido del África subsahariana, Komana (Rachel Mwanza), le cuenta al hijo que lleva dentro cómo los soldados arrasaron su pueblo, cómo ella tuvo que unirse a ellos, y cómo luchó por escapar de allí, acompañada por sus antepasados y por algunos niños más en tan terrible aventura.
La película de Kim Nguyen (La cité) se mueve entre dos mundos: por un lado se asemeja a un cine casi documental que nos muestra el panorama que sufren los niños soldado en algún lugar de África, y por otro se acerca al cine de aventuras, cargado eso sí, de altas dosis dramáticas. Aunque el realismo que se ha intentado plasmar es considerable, es quizás más interesante esa otra visión, que escapa de la condena panfletaria en tantas ocasiones demasiado evidente, para sin perder ni un ápice del mensaje, someter al espectador a un ritmo alto que le mantiene pegado a la butaca.
El director ha logrado algo generalmente bastante difícil con Rebelde (War witch), ha conseguido un film muy equilibrado en muchos aspectos en un territorio en el que era muy fácil caer en sentimentalismos exagerados. A grandes rasgos, se observan algunas evidencias de cómo ha llegado hasta aquí; por un lado, el lenguaje visual utilizado, que se sitúa entre el documental y cierto cine de acción cámara en mano, eligiendo muy bien cómo contar cada escena sin que haya saltos exagerados entre ellas. Por otro, la elección y el trabajo del reparto quedan a medio camino entre el que harían actores profesionales de buen nivel y presencia y el que harían los lugareños filmados casi sin que se dieran cuenta. Los dos jóvenes protagonistas, sobre todo Rachel Mwanza, realizan un papel muy digno, y su supervivencia rodeados de inmensos y oscuros personajes es toda una gesta. Ellos consiguen llevar todo el peso emocional de la trama y enganchar al espectador a ella.
El film tiene algunos toques de fantasía y magia, cosa que ha sido criticada en algunos sitios. La verdad es que añade un ingrediente seguramente indispensable para entender un poco la cultura en la que se desarrolla la historia. El punto de vista en estos pasajes encaja perfectamente con el ambiente del resto, pues no se han utilizado grandes efectos especiales para contarlo, sino que se ha utilizado algún cambio de maquillaje y ritmo, todo bastante comedido que hace que la película no pierda credibilidad en ningún momento. Resulta bastante interesante también la historia del joven albino, y lo que se nos cuenta de cómo son tratados en esa sociedad, en la que tan pronto pueden ser brujos adorados como demonios perseguidos hasta la muerte.
Otro de los aspectos destacables y que funciona muy bien es el de la música; la banda sonora cuenta con canciones de grupos africanos de calidad y las voces que podemos oír, a menudo sin instrumentación, nos meten en el lugar muy bien, sin resultar demasiado producidos y artificiales. En general, todo el sonido es importante, y aunque no arriesga y sigue caminos un tanto tópicos, como el uso de voz en off, contribuye a crear ese ambiente creíble del que ya hemos hablado.
Rebelde (War witch) es una película que parte con claros puntos en contra de antemano; el hecho de que sea una película de denuncia ya puede echar para atrás a más de un espectador, que huya del cine panfletario como de la peste. El esfuerzo del director para contar algo más será algo que se pierda mucha gente con este prejuicio. No es un film que destaque por ningún aspecto en particular, no arriesga en ningún sentido (más allá de contar una historia que suena demasiado lejana por nuestros lares, si es que suena), pero el terreno en el que se mueve es demasiado propicio al desastre, y el hecho de que alcance un equilibrio entre la aventura y la denuncia es ya un logro que hace que merezca la pena. Por demás está decir que es necesario para el ciudadano occidental que de vez en cuando nos pasen por la cara algunos hechos terribles que suceden a no tantos kilómetros de aquí, en algún sentido, “gracias” a nuestra forma de vida.
Lo mejor: El equilibrio entre el potente mensaje y la forma entretenida de contarlo. Contribuye a que sepamos algunos de los desastres que ocurren en sitios no tan lejanos. Saliendo de lo terrible y evidente, se aprecian toques de aventura que se agradecen.
Lo peor: La película parece tener bastante con sobrevivir en un terreno pantanoso y no acaba de arriesgar en ningún aspecto puramente cinematográfico.
Puntuación: 6/10