Leticia Dolera debutó en 2015 como directora y guionista con Requisitos para ser una persona normal, una ópera prima que maravilló y dejó a los espectadores con ganas de más. Más adelante en 2019 llegó la serie Vida perfecta, compuesta por dos temporadas y que se definió como un relato en voz femenina sobre asuntos personales en la realidad actual. Leticia vuelve a apostar por el mundo de las series y aterriza con Pubertat, una miniserie de seis capítulos, relatando el truncamiento de la armonía de una comunidad por una denuncia de agresión sexual en redes sociales que involucra a tres adolescentes como presuntos culpables.
Pubertat es una serie que en un principio parece algo que ya nos han contado, o eso es lo que percibimos en un principio al informarnos de qué va la serie. Sin embargo Pubertat ha resultado ser una muy grata sorpresa a muchos niveles. Cada uno de sus capítulos se centra en uno de los personajes manteniendo de esta manera la tensión y sobre todo el interés del espectador (que admitámoslo, lograr eso en un piloto es un auténtico milagro en los tiempos que corren). Su estructura a la hora de narrar esta historia es probablemente lo más acertado y genera una fluidez que logra que uno no quiera dejar de devorar capítulo tras capítulo hasta llegar a su desenlace (y es una sensación que no se vive todos los días).
Leticia Dolera podría haber caído en lo fácil convirtiendo Pubertat en algo más sencillo en cuanto a mensaje y sobre todo en su forma de narrarlo. La directora opta por arriesgar, contextualizando dicha agresión en un grupo dedicado a la tradición catalana de los «castellers» y la verdad es que funciona a la perfección: plasma la necesidad de unión, cohesión y a la vez libertad para que esa torre humana no se desmorone, mostrando tanto la fragilidad en cada movimiento como toda pasión y dedicación que hay detrás de ese breve momento en el que se forma dicha torre. La idea de crear una metáfora alrededor de una práctica como ésta funciona y se introduce en los capítulos como un recurso que enriquece la narración en todo momento, ya seas conocedor y/o seguidor o no de esta tradición nacida en Catalunya.
Leticia Dolera no solo dirige y escribe, sino que también encarna uno de los papeles principales de Pubertat, consiguiendo darle vida a una periodista feminista que se verá envuelta en una trama en la que no todo es ni blanco o negro y justo ahí es donde reside lo valiente de Leticia a la hora de mostrar todas las aristas en algo que creemos firme e inamovible. A destacar también todo el elenco de niños: Aina Martínez, que se come la pantalla en cada uno de sus planos, Ot Serra Bas, Bruno Bistuer Farré y Nael Gamell Orejuela. Todos ellos rostros nuevos en el mundo de la ficción, pero en todo momento parece que se han dedicado toda su vida a estar delante de una cámara. La verdad que transmiten es algo que no resulta fácil encontrar en niños que se estrenan en este mundillo, por lo que solo podemos quitarnos el sombrero y tener la esperanza que no dejen de trabajar nunca. El resto de elenco también resulta sobresaliente, destacando a Carla Quílez (La última noche en Tremor), Betsy Túrnez (Las irresponsables), Xavi Sáez (Estación Rocafort) o Jean Cruz (La noche más larga), entre otros.
Pubertat llega a su último capítulo de una manera extraordinaria y fresca: emociona, transmite esperanza y nos da la sensación de estar ante un producto redondo y perfectamente guionizado sin altibajos por el camino. Un auténtico milagro.


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