Disney no parece tener nada nuevo que contar y sigue rehaciendo clásicos. Ahora le toca revisar Pedro y el dragón Elliot, aquella turbiedad que se hacia eterna y donde se mezclaba imagen real con animación. Aquella cinta de 1977 era insufrible, atronaba al personal con unas canciones bastante insufribles, y estaba protagonizada por un niño bastante repipi y un Mickey Rooney (Noche en el museo: El secreto del faraón) en horas muy bajas. Ahora hemos ganado en calidad de producto pero aun así la historia sigue resultando bastante aburrida y poco vistosa. Peter y el dragón, que es como se llama esta nueva versión, esta dirigida por el prestigioso director y montador David Lowery (En un lugar sin ley) y protagonizada por los desangelados Bryce Dallas Howard (Jurassic World), Robert Redford (La verdad), y un niño muy serio llamado Oakes Fegley (Ahí os quedáis).
Un niño queda huérfano en un bosque debido a un trágico accidente de trafico. Allí conoce a un dragón, que le cuida como a un hijo. Años más tarde, una agente forestal descubre al niño y al dragón. Unos intentarán cazar al dragón mientras otros tratan de educar al niño. Esta es básicamente la premisa de Peter y el dragón, que nada tiene que ver con la original salvo en el elemento de la amistad entre un dragón y un niño. La historia se plantea como una aventura, pero parece que no termina de arrancar, que se queda en un drama con viejo, niño, y dragón. Del ¿villano? hablamos otro día, pues no queda muy claro cual es su conflicto e interés. Parece también que en algún momento se va a poner reivindicativa con el tema de la tala de árboles, pero no, dejan pasar la ocasión.
David Lowery es un tipo que le gusta lo intimista, y se lleva Peter y el dragón a ese terreno. Hay más drama que aventura. Hay una historia generacional entre un padre, una hija, y un niño que necesita de una familia, pero nada de eso resulta atrayente con una puesta en escena tan aparentemente «indie». Hay momentos donde nos deja reflexionado con una imágenes bonitas, pero no nos da un tema sobre el que pensar. Parte de que Peter y el dragón no termine de funcionar (o arrancar) es que han contratado un director al que no le pega nada este tipo de productos, algo similar a lo que ocurrió cuando Marc Foster dirigió una de James Bond. No es el director adecuado para este tipo de producto.
El reparto de Peter y el dragón se puede resumir como triste. Ninguno de los actores transmite alegría. La hija de Ron Howard parece que va animar un poco el cotarro pero conforme avanzan los minutos pierde interés y presencia. Redford parece salido de una novela de Nicholas Sparks, ya que interpreta al padre/abuelo viejo y sabio que… ¡¡¡un día dio una apuñalada al dragón!!! Y el pobre Fegley no consigue transmitir nada con una cara tan seria. De Wes Bentley (Interstellar) y Karl Urban (Star Trek: Más allá) hablamos en otro momento.
En resumen, Peter y el dragón es una historia que pasada su presentación se hace pesada y aburrida. Técnicamente es impecable, pero el tono con el que se cuenta la historia no es acertado. Y cuidado, que si hace caja, tendremos secuela gracias a ese incomprensible final abierto.
Lo mejor: El diseño del dragón Elliot.
Lo peor: Es bastante aburrida.
Puntuación: 3/10