Desde que Disney dio el pelotazo con la versión que hizo Tim Burton (Frankenweenie) de Alicia en el país de las maravillas, el estudio esta emperrado en coger cintas clásicas y reinventarlas, redefinirlas, o como en este caso hacer una precuela. Ahora llega Oz, un mundo de fantasía que es la precuela de El mago de Oz de Victor Fleming, que a su vez se basa en la novela de L. Frank Baum. Todo ello viene orquestado por un director de culto como es Sam Raimi (Spiderman), quien brilla con luz propia en una cinta con aciertos y desaciertos.
Estamos en Kansas, allí un mago/timador llamado Oz, sobrevive en un circo ambulante como puede. Un día un tornado le llevara al fantástico mundo de Oz, donde usara sus trucos para ayudar a los lugareños de la tiranía y así convertirse en mejor persona. Así podríamos resumir el argumento de la cinta, que arranca de una manera maravillosa en todos los sentidos, pero que conforme el protagonista se adentra en el eses mundo de fantasía, tiene un bajón de ritmo que cuesta levantar hasta el final de su metraje. La yuxtaposición de elementos ya queda explica en Kansas, no hace falta repetirla en el mundo de fantasía, hasta los espectadores más pequeños de la sala se dan cuenta de esos detalles. Y es que tras el guión encontramos a un “artista”, Mitchell Kapner, conocido por guiones como Inmersión letal 2 o Romeo debe morir (esta ultima muy entretenida, todo sea dicho), que aquí ha querido escribir la historia más grande jamás contada y alarga la duración del metraje hasta los 130 minutos.
Por otro lado esta el buen hacer de un director como Sam Raimi, quien no solo es capaz de jugar con el formato de imagen más cuadrado para luego abrir al más panorámico y lucirse, sino que ha sabido sacar muy buen provecho del formato tridimensional, y es que como ocurrió con Ang Lee y La vida de Pi o Martin Scorsese y La invención de Hugo, Raimi ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Quizá la estética, en especial cuando llegan a Oz, recuerde al titulo de Burton antes mencionado, pero me imagino que habrá sido un “look” impuesto por el estudio. En la mente nada más salir de la sala se nos habrán quedado imágenes grabadas como sus maravillosos créditos y su prologo, y por supuesto su traca final, pero ni la buena labor de Raimi salva los bajones del segundo acto.
Sin embargo los efectos especiales, maquillaje, y dirección artística cumplen en todos los sentidos. Apuntar que Warner Bros. estudio al que pertenece El mago de Oz, no cedió los derechos de ningún elemento del clásico, para usar en esta precuela, de ahí que el maquillaje que luce Mila Kunis (Con derecho a roce) en un momento de la cinta sea muy parecido pero no el mismo. Aquellos que esperen ver los famosos zapatos rojos que se abstengan de entrar en la sala.
James Franco (Spring breakers) empieza la cinta ganándose a la audiencia, pero conforme va avanzando el metraje la gracias del actor se hace más pesada, y como su personaje no llega a evolucionar del todo, no termina de caer bien. Por otro lado tenemos a tres brujas estupendas, la citada Mila Kunis que es la verdadera sorpresa de la cinta y hasta cuando la afean sigue siendo guapa, la siempre correcta Rachel Weisz (El legado de Bourne) disfrutando de lo lindo con este personaje muy diferente a los que nos tiene acostumbrados, y la angelical Michelle Williams (Mi semana con Marilyn). Mención especial para Joey King (Crazy, Stupid, Love) quien pone la voz a la muñeca de porcelana, uno de los muñecos más tiernos vistos últimamente en una pantalla.
En resumen, Oz un mundo de fantasía es una cinta que visualmente es un festín tanto para los fans del director como para los menos purista, pero que tiene un problema de ritmo e historia que tanta belleza no la hacen soportable. Cierto es que la película va dirigida a un publico más infantil, pero no se si serán capaces de aguantar su algo más de dos horas de duración quietos y tranquilos en la butaca.
Lo mejor: La labor de Sam Raimi tras las cámaras y Mila Kunis.
Lo peor: Su falta de ritmo y James Franco cansa y no evoluciona.
Puntuación: 5/10
Salgo de verla. Se me ha hecho larga y pesada. Los mejores momentos, aquellos compartidos por Oz, el mono y la muñeca de porcelana; una pena que se desaprovechen estos personajes