El thriller en España es uno de los géneros que mejor han sabido adaptarse. Desde hace unos años mucho directores han traído este género a la actualidad para demostrar que podemos hacer un cine diferente al que siempre nos han ido encasillando. Desde La isla mínima, el género ha ido creciendo con creces y nos ha regalado algunas de las grandes obras maestras de nuestro cine. Quizás sin llegar a ese calificativo, pero si con una notable película, David Victori (El pacto) consigue crear en No matarás un thriller que se desarrolla en una noche en donde todas las decisiones que lleva nuestro protagonistas acaban mal. Aquí, más que nunca, la expresión de una mala noche la tiene cualquiera cobra sentido. Además, Victori utiliza esto para mostrar que incluso la persona más buena o recta del mundo puede convertirse en un demonio por una mala decisión. Mario Casas (El bar), el cual lleva años demostrando lo buen actor que es, vuelve a convertirse en el guía de esta cinta que lleva por completo a sus espaldas. Eso sí, quizás lo único que se le puede echar en cara a la cinta sea la gran cantidad de saltos de fe que pide al espectador para justificar ciertas decisiones o acciones que se toman, pero si quitamos eso, la cinta es más que solvente.
No matarás no presenta la noche fatídica en la vida de Dani, un chico de bien que lo único que quiere es seguir con su vida tranquila después de que su padre enfermo muera. Pero la cosa se tuerce la noche que conoce a Mila y las decisiones que toma le llevan a descender, por completo, al peor de los infiernos. El inicio de No matarás es a fuego lento, sin prisas, presentando a los diferentes personajes que acompañarán a Dani durante el relato y como es la vida de este en su día a día. Después la cinta toma velocidad de crucero, una vez que Dani entra en la noche fatídica. Y es que David Victori sabe dotar a la cinta de un ritmo progresivo que termina atrapando al espectador y más cuando rompe por completo con lo que habíamos visto hasta entonces y comienza el descenso a los infiernos de Dani. Todo está rodado con maestría, muy cerca de los personajes y nunca demasiado alejados de ellos para que podamos “entrar” en su sentimiento y sentir lo mismo que sienten ellos. Todo está cuidado al detalle y sin demasiada parafernalia que podría echar por tierra todo. Pero, siempre hay un pero, el problema que no deja a No matarás de ser un sobresaliente es la gran cantidad de saltos de fe que tienes que tomar por espectador para comprar todo lo que propone.
Y es que cuando la cinta se da al exceso por completo es difícil no sorprenderse ante las decisiones que va tomando el protagonista, unas decisiones que hacen que muchas veces nos llevemos las manos a la cabeza o no comprendamos muy bien porque lo hace. Hay alguna que podemos entenderlo, pero sigue siendo algo poco creíble y más por las situaciones que se dan después. Luego el cierre de la cinta es perfecto. Y a que la cinta no decaiga en ningún momento, a pesar de esos saltos de fe, es Mario Casas quien mantiene en constante interés todo lo que acontece en pantalla. Su trabajo no es solo la de trasmitir las miles de emociones que trasmite a lo largo del viaje, es también un trabajo físico y emocional que suponen un paso más en la carrera del actor, que ya dejó atrás esa fama de chico para cine adolescente y ha demostrado que es un profesional enorme y que ha mejorado como nadie a nivel actoral. Ojalá pronto se le reconozca de alguna manera. También destaca Milena Smit, una actriz casi desconocida, que ha conseguido ponerse a la altura de Mario y dar una interpretación llena de misterio y de dobles intenciones.
No matarás es una de las cintas más estimulantes de los últimos años. Va poco a poco, sin prisas, hasta que el acelerador y el thriller se apoderan de ella por completo. El único pero que se le puede poner a la cinta es la gran cantidad de saltos de fe que tienes que aceptar para comprar todo lo que acontece en el tramo final de la cinta. Aún con eso la cinta es suficientemente atractiva y entretenida que conseguirá atraerte desde el principio. Un notable thriller que deja con ganas de más.