El cineasta Thierry Poiraud (Goal of the Dead) regresa a la gran pantalla con su tercer largometraje, No crezcas o morirás. El filme es una co-producción franco-española de 2015 escrita por Marie Garel Weiss y protagonizada por un reparto de jóvenes actores (la mayoría de ellos no profesionales) entre los que se encuentran Madeleine Kelly y el actor madrileño Fergus Riordan (Ghost Rider: Espíritu de venganza).
La cinta se compone como un thriller post apocalíptico cuya historia recuerda un poco a la de 28 días después, pero en versión adolescente. Los protagonistas absolutos son los niños, que toman la revancha contra los adultos en lo que parece una siniestra revisión del cuento de Peter Pan. La película comienza situándonos en una isla perdida en medio del Atlántico, en la que se nos presenta a seis chavales huérfanos que viven en un centro de acogida de menores. Están en periodo estival, los demás adolescentes se han marchado con sus familiares durante las vacaciones así que solo están ellos a cargo de uno de los revisores. Sin embargo, éste lleva unos días sin aparecer por allí. Extrañados de encontrarse solos, libres y sin vigilancia, el grupo de chicos se queda sin comida y bebida, por lo que decidirán ir a robar al supermercado donde trabaja May, una de las dos chicas del grupo (a la que da vida Natifa Mai). En el camino se encontrarán al responsable de supervisión del centro de acogida, que atacará a May en lo que parece ser un episodio de locura. Al asustarse, lo matarán accidentalmente y decidirán huir sin saber que todos los adultos de la isla han sido infectados por un extraño virus que les hace perder el juicio y convertirse en una suerte de zombis agresivos. A partir de ese momento tendrán que aprender a sobrevivir en un mundo hostil lleno de adultos que intentan acabar con ellos. Para poder hacer frente al problema, es necesario que los chicos maduren de golpe y si lo hacen podrán infectarse…
A través de recursos como el flashback, que se cuelan tanto al principio como entre medias del metraje, el director del filme nos hace partícipes de los abusos, las miserias y los abandonos por los que, debido a la infelicidad de los adultos, este grupo de jóvenes ha tenido que pasar antes de acabar en el orfanato. Se centra especialmente en el caso Bastian (interpretado por Riordan), el más introvertido de todos ellos y no precisamente por casualidad. Este sufrimiento infanto-adolescente parece justificar el argumento de la película, constituyéndola como la oportunidad que los niños tienen de redimirse y vengarse de todos los tormentos que los mayores les han causado.
Unos paisajes desolados (el rodaje se llevó a cabo en Finlandia y en las Islas Canarias) se establecen como un sombrío y hermoso telón de fondo en esta historia cuyo guión no termina de explicarnos qué hecho desencadena que el primer adulto se contagie, así como tampoco nos aclara en base a qué criterio los protagonistas de la película (que andan rozando ya la mayoría de edad) se contagiarán o no de ese virus. También hay poca lógica en cuanto a la velocidad con la que el virus se apodera de cada de cada persona. Cada uno de ellos irá evolucionando de diferentes, intrigantes e inesperadas formas.
No crezcas o morirás se convierte en una película que pinta a los adultos como los monstruos que a menudo pueden llegar a ser, consigo mismos, con sus propios hijos y con los demás. Asimismo, pretende capturar la inocencia, la vulnerabilidad, la confusión y el miedo que sienten los jóvenes con el inevitable crecimiento. Tarde o temprano todos nos hacemos adultos y acabamos sumergidos en un mundo en el que las responsabilidades y preocupaciones diarias nos absorben impidiendo que disfrutemos de la vida, algo que hacen de forma innata los más pequeños. Al final esto hace que terminemos «infectados» y nos comportemos como unos seres trastornados, violentos y destructivos. La cinta no es más que una metáfora sutil de todo esto. Aunque la verdad es que Thierry Poiraud no aporta nada que no hayamos visto ya dentro del género de las películas post apocalípticas de supervivencia y de zombis, hay que admitir que No crezcas o morirás no cae en el exceso y se contiene bastante en lo respectivo tanto a la aparición de zombies como a la inclusión de sustos momentáneos e inútiles, lo que sin duda es de agradecer.
Lo mejor: la reflexión a la que nos lleva sobre la pureza de la niñez y la adolescencia, así como de la corrupción de la edad adulta.
Lo peor: Faltan algunas explicaciones en el guión.
Puntuación: 5/10