Creo que desde hace mucho tiempo el cine español ha encontrado alejarse de los estereotipos que los tuvieron marcado durante muchos años. Siempre se ha relacionado al cine español con el cine de “tetas, culos y sexo”, es decir, películas donde el machismo, la sexualización de la mujer y unas historias que no intentaban ir mucho más allá del mero entretenimiento poblaban la cartelera. Pero desde hace ya unos cuantos años, el cine español ha encontrado un camino hacía un cine mucho más complejo, mucho más critico y político. Cintas como Verano 1993, Álcarras, Las niñas, As Bestas, Las distancias o Los destellos son algunos de los muchos ejemplos que podemos encontrar de cine español que ha conseguido alejarse de todo aquello que le hacía mal. Este año, sin ir más lejos, hemos tenido cintas como La furia o Sorda, dos películas de géneros completamente opuestos pero que sirven para contar historias que interesan y denunciar ciertos aspectos de la población. Ahora llega Muy lejos, la ópera prima de Gerard Oms, que relata su propia historia en la piel de Mario Casas que, posiblemente, nos regale su mejor interpretación hasta la fecha. Una cinta que habla de muchos temas y todos ellos sin caer en el subrayado y una labor de dirección increíble.
Muy lejos nos sumerge de lleno en la compleja experiencia de desarraigo y la búsqueda de la identidad fuera de nuestra zona de confort en el extranjero. A través de la historia de Sergio, un joven que impulsivamente decide quedarse en Utrecht tras asistir a un partido de futbol, la cinta explora con sensibilidad las dificultades que tendrá Sergio en un país que no conoce y con un idioma, el neerlandés, que supondrá una barrera muy complicada de saltar. La lucha por la supervivencia en un país desconocido, sin recursos ni red de apoyo, se convierte en el eje central de una trama que, si bien por momentos puede sentirse contemplativa, logra transmitir la angustia y la soledad de Sergio en su intento por construir una nueva vida. La película evita caer en clichés fáciles sobre la inmigración, ofreciendo una perspectiva más íntima y personal sobre el proceso de adaptación. Con esto, Gerard Oms consigue crear una cinta que también habla sobre como nos apoyamos en todos aquellos que llegaron antes que nosotros y que tuvieron las mismas dificultades, sacando de nosotros algo que, quizás, nos sabíamos que teníamos dentro. Esto se explora sobre todo en los momentos en los que Sergio juega al futbol o está socializando con la gente de su trabajo. Aunque siempre tendremos miedo a intentar sacar de nosotros lo que realmente llevamos dentro.
Uno de los aspectos más destacados de Muy lejos es como explora el tema de la represión sexual y la búsqueda de autoaceptación en un contexto ajeno, un contexto que no sabe nada de nosotros y que nos permite ser quienes en realidad queremos ser. Muy lejos insinúa, sin caer en momentos explícitos innecesarios, en las verdaderas razones por las que Sergio huye de su entorno para intentar descubrir quién es en realidad. No solo por los ataques de pánico que siente de vez en cuando en aquellos momentos en los que no puede ser el mismo e intenta crearse un personaje que no es él mismo. Su estancia en Utrecht se convierte en un espacio donde puede explorar su identidad sexual lejos de las presiones y expectativas que pueden tener sobre él, esas expectativas que tantos padres, madres, hermanos, etc. se hayan hecho sobre alguien. La dificultad en el idioma también sirve para no reincidir en conversaciones vacías y liberarse de todas aquellas ataduras que pudiera tener. Hay una secuencia en una discoteca que refleja perfectamente todo esto y hace que la cinta alcance unas cotas de emoción muy altas. Y todo esto tocado desde la sutileza que ofrecen las miradas, los gestos y las pequeñas interacciones que reflejan esas luchas que tiene el personaje de Sergio.
Mario Casas, actor que siempre ha tenido que luchar contra prejuicios sobre su carrera, consigue, al igual que ya hizo en No matarás, ofrecer una interpretación memorable y donde todo el peso recae sobre él. Muy lejos puede ser un nuevo punto de inflexión en su carrera ofreciendo una interpretación muy sutil, visceral y contenida. Aquí se aleja de los roles que le hicieron saltar a la fama para ofrecernos algo lleno de matices, de entender por completo a su personaje y que es lo que pide la cinta en cada momento. Su Sergio es un hombre atormentado por su pasado, pero a la vez esperanzado en la posibilidad de un futuro diferente donde demostrar quién es en realidad. Es una interpretación arriesgada y valiente que demuestra la versatilidad del actor y su compromiso con proyectos que exploran la complejidad humana. También encontramos a David Verdaguer, que interpreta a un inmigrante que poco hace por querer integrarse demasiado en la sociedad.
En conclusión, Muy lejos es una película que invita a la reflexión sobre la experiencia de vivir en un país ajeno, la dificultad de aprender un nuevo idioma y el silencioso proceso de confrontar la propia identidad sexual lejos del juicio conocido. Si bien su ritmo pausado puede no conectar con todos los espectadores, la sensibilidad con la que aborda temas universales como la soledad, la búsqueda de la identidad y saber qué es lo que se quiere conseguir en esta vida la hacen una cinta realmente interesante. La actuación de Mario Casas, despojándose de clichés y entregando una interpretación honesta y conmovedora, es uno de los pilares fundamentales de una película que, con sus silencios y miradas, logra comunicar la profunda transformación de un hombre que busca encontrarse a sí mismo «muy lejos» de su hogar.