“Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.
Miguel de Unamuno, uno de los escritores más importantes de la historia de España, también fue uno de los grandes artífices de que Francisco Franco alcanzara la soberanía del poder en España y no la soltara hasta su muerte en 1975. Unamuno firmó un acta en el que apoyaba el levantamiento para nombrar a Franco caudillo y reconducir lo que el creía que se había hecho mal en la República. También, supuestamente, se firmó un acta concediendo estos poderes a Franco donde aparecía la expresión “mientras dure la guerra”, pero tras una sarta de mentiras y corruptelas, dicha expresión no apareció en el documento firmado. Y Franco se alzó con el poder. Unamuno intentó, en la Universidad de Salamanca, pedir perdón y reconducir la conducta de los nacionales, pues veía que el fascismo latente que había sepultado a Italia y Alemania se estaba imponiendo en España. El resto es historia de España.
Alejandro Amenábar (Regresión) regresa después de cuatro años para presentarnos esta historia, la historia detrás de la firma de Unamuno y como este terminó enfrentándose al régimen franquista. Mientras dure la guerra coge prestada la omisión que se hizo a esa frase para intentar darle color a ese momento que poco se recuerda y que no se ha tratado demasiado en el cine. Amenábar intenta ser neutral durante todo el metraje, pero cuando la emoción de la cinta ya es palpable, termina posicionándose. Quizás no del todo lo que cabría esperar. Pero, aun así, Mientras dure la guerra es una buena película, quizás con muchos defectos, pero que tiene unos aciertos que hará que mucha gente salga contenta de la cinta. Entre esos aciertos está el hecho de contar una historia casi desconocida para todo el mundo y con un pulso firme en la dirección. Sabe dosificar las emociones, la acción, el drama y el humor mezclándolo todo y manteniendo la atención del espectador en todo momento.
Pero Alejandro Amenábar peca de ser frío. Aunque es cierto que, en el tramo final, en el discurso de Unamuno, consigue impregnar a la cinta de algo de alma, ha quedado una película que se ve igual que leer una información en la Wikipedia. Siempre que parece que Amenábar quiere impregnarle ese corazón, se corta y no termina de explotar, quizás por el miedo de posicionarse o por el miedo a no saber gestionar los momentos. Como he dicho, hay uno que lo tiene que es el discurso de Unamuno, pero también hay un momento con el himno español, pero con la letra franquista, que consigue levantar algo, impregnar a la cinta con un ápice de alma. También que muchos personajes pueden estar algo desaprovechados, como Luis Zahera (El reino) o la familia de Unamuno, que puede ser su familia como unos vecinos del pueblo. Pero el resto lo salva. Karra Elejalde (Ocho apellidos vascos), como Unamuno, Eduard Fernández (El hombre de las mil caras), como Millán-Astray, y Santiago Priego como Franco. Los tres está realmente magníficos en sus papeles, dejando para el recuerdo a estos tres personajes. Especialmente Priego, que consigue crear un Franco muy reconocible y no cae en ningún momento en la parodia.
Aunque pueda parecer que Mientras dure la guerra puede ser una película más bien floja, lo cierto que es que no es así. A pesar de faltarle corazón, Alejandro Amenábar consigue una cinta académica, bien estructurada y con una historia interesante. Es el regreso del buen Amenábar, aquel que tenía ideas muy buenas y que las ejecutaba estupendamente. Si es cierto que parecía que después de Ágora y Regresión, el director no iba a regalarnos una cinta entretenida y con buena factura, pero nos equivocábamos. Seguramente se le termine atacando por algunas cosas de la cinta, y se le puede atacar, pero lo que no se podrá decir es que Amenábar es un mal director.
Lo mejor: El trío protagonista.
Lo peor: Le falta garra y corazón.
Puntuación: 6/10