La comedia fue, es y será probablemente el género más complicado cuando se trata de dirigir. A pesar de su apariencia ligera desde el punto de vista del espectador (“qué comedia más simpática”, “pues ni tan mal para pasar la tarde y echarse unas risas”) hacer reír es muchísimo más complicado que hacer llorar, aunque luego en temporada de premios resalten los dramas y no se tengan en consideración las comedias la mayoría de las veces.
El director de cine Guillem Miró (En acabar) se atreve con Mario, adentrándose en la comedia y con una premisa de lo más interesante y llamativa: Antònia decide organizar a su pareja Mario una fiesta sorpresa de cumpleaños, invitando a los amigos de éste. Antònia, a pesar de llevar varios años con su novio, no conoce a sus amigos y, por alguna razón que desconoce, Mario no celebra sus cumpleaños. Una vez en la fiesta todos empiezan a darse cuenta de que las historias contadas por Mario se contradicen, planteándose quién es verdaderamente éste.
Tener una premisa potente no siempre es garantía de éxito y de hecho puede ser peligroso si no se tiene un guion muy trabajado, sobre todo si estamos en comedia y con una sola localización. Este es lamentablemente el caso de Mario, donde el timing de comedia es bastante irregular, pretendiendo ser comedia negra, pero quedándose en el intento de ello. Claro ejemplo de esto último es la escena de las sospechas acerca de Mario tras ver un video de sus compañeros de trabajo: el director pretende entrar en terreno de humor negro (negrísimo) pero al no arriesgar del todo, ni nos reímos ni lloramos, nos acaba generando rechazo y no sabiendo bien qué diablos estamos viendo (estamos ante el famoso WTF).
Con respecto al uso de una sola localización, la dirección es algo plana y no sabe jugar bien con los pocos elementos a su alcance, entorpeciendo de esta manera la agilidad de la película y pasando a hacerse algo “bola” para el espectador. Sus interpretaciones son correctas, destacando a Gloria March (La buena letra) (diría que la mejor de todo el reparto), Daniel Bayona (Odio el verano) y Aimar Vega (Azul de niño). Sin embargo, tanto ellos como el resto se esfuerzan demasiado en que los diálogos tengan gracia, pero ni ellos pueden salvar un guion con tan poca fuerza, y en ocasiones parecen algo perdidos e incluso sobreactuados.
Su final es lo más esperado, ya que todo gira en torno a quién es Mario, si dice la verdad o no. ¿Estamos ante un desenlace satisfactorio y que recoge bien o ante una decepción? Ni una cosa ni la otra. El giro es correcto pero su forma de presentarlo es demasiado simple para todo el enredo que intenta crear durante sus 90 minutos. De nuevo, un problema de trabajo de guion. Y una auténtica pena.
Mario es una película con una premisa muy potente pero que va perdiendo fuerza a medida que avanza y a pesar de tratarse de una comedia y del esfuerzo de sus actores, su humor es bastante inexistente.
Lo mejor: Su premisa.
Lo peor: Un guion poco trabajado y estar ante una comedia que no hace gracia.
Puntuación: 4/10


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