Vuelve uno de los grandes directores del cine de suspense, vuelve M. Night Shyamalan (Glass (Cristal)). Llaman a la puerta es su nueva película, y como ocurrió con su anterior cinta, Tiempo, no parte de un guion original del propio director, sino que es una adaptación de la novela La cabaña del fin del mundo de Paul Tremblay. Con Dave Bautista (Thor: Love and Thunder) y Jonathan Groff (Matrix Resurrections) encabezando el reparto, el director indio afincado en Estados Unidos nos brinda su cinta más claustrofóbica hasta la fecha y con un final que generará más de un debate a la salida de sala de cine: ¿Qué harías tú en esa situación?
Mientras disfrutan de unas estupendas vacaciones en una cabaña en el medio de la nada, una niña y sus padres son tomados como rehenes por unos extraños armados, quienes exigen a la familia que tomen una decisión de sacrificar a uno de ellos, para evitar el apocalipsis. Esta es la sencilla premisa de esta historia que dará mucho que hablar días después. La novela está perfectamente acotada en tres actos y Shyamalan prácticamente respecta los dos primeros y el tercero lo cambia casi por completo. Se lo lleva a su terreno y cambia el final para hacerlo, quizás, más accesible al gran público. Se agradece que la cinta arranque prácticamente con el conflicto y cierta información se presente mediante flashback, y así su duración no se extienda más allá de 100 minutos con créditos. Apuntar que no es una película de terror con giro inesperado, no encontramos ante un ensayo moral de tensión extrema, pero no hay más terror que el que puede proporcionar una situación asi.
Shyamalan es uno de los mejores directores de suspense y aquí lo demuestra con creces. Siendo una película cuyo mayor desarrollo es en interiores y donde la atmósfera es más claustrofóbica, el indio se permite el uso de formato más panorámico y aún así es capaz de generar malestar en el espectador, cosa que no es habitual al usar el formato scope. El uso de primeros planos en la mayoría de las conversaciones es capaz de revolver en la butaca al espectador más tranquilo. Y como viene siendo habitual en su filmografía, el uso de las imágenes por televisión para abaratar costes y generar tensión es impecable.
El reparto es otro de los aciertos. El combinar intérpretes conocidos (pero alejados de este tipo de género) y rostros menos conocidos le aporta algo de frescura al producto. Bautista juega estupendamente su baza de villano a la fuerza, mientras el actor de la saga Harry Potter, Rupert Grint (Servant) nos brinda un tipo desagradable que da bastante grima. Mención especial para la más joven de la función, la debutante Kristen Cui, quien se puede considerar parte del motor de la historia.
En resumen, como suele ocurrir con todas las películas de este director, espantara a unos y divertirá a otros, pero el caso es que Shyamalan cumple con la norma de entretener al respetable. Se le puede tildar de tramposo o sobre explicativo, pero está claro que cuando se salga de la proyección de Llaman a la puerta, los espectadores hablarán de qué ocurriría si esa historia les pasará a ellos. Una pena no poder desgranar más la historia y el conflicto pero es mejor ir a ver Llaman a la puerta con la menor información posible para poder dejarse sorprender.
Lo mejor: La dirección de Shyamalan.
Lo peor: Es menos cruel que la novela.
Puntuación: 8/10