Judas y el mesías negro: ¡Yo soy revolucionario!

Black Lives Matter. Las vidas negras importan. Este movimiento, que lleva años peleando por los derechos de las personas negras en todo el mundo, y en especial en EE. UU, alcanzó en 2020 otro importante momento con la muerte de George Floyd. Así comenzó otra revolución en donde todos remaban hacía una misma dirección que era pelear, todavía más, por los derechos de las personas negras y luchar contra el racismo, el fascismo y la opresión que se sigue viviendo en el mundo en la actualidad. En el cine, a lo largo de los años, hemos tenido historias de este tipo que han alcanzado más o menos notoriedad. Seguramente la más importante haya sido Detroit, de Kathryn Bigelow (La noche más oscura), donde las revoluciones raciales del 67 sacudieron Detroit por el racismo imperante en la sociedad. Con algunas similitudes, ya que también se desarrolla a finales de la década de los 60, Judas y el mesías negro cuenta la historia de una traición, la historia de como el joven líder de los panteras negras fue traicionado desde dentro por un informante que fue contando todo al FBI. El nombre de la cinta viene ni que pintada ya que las similitudes con la historia de Cristo están ahí. Fred Hampton, que así se llamaba este mesías, buscaba la unificación de todos los grupos que se sintieran oprimidos en una sociedad racista, intolerante y que no aceptaba al diferente. Seguramente la historia no sea algo novedoso, pero la forma en la que está contada va calando poco a poco en el espectador hasta llegar incluso a emocionarle con la historia y ver que, muchas veces, la historia se repite.

Daniel Kaluuya en Judas y el mesías negro

Daniel Kaluuya en Judas y el mesías negro

Si en Detroit, Kathryn Bigelow, narraba con un pulso frenético el asalto a una vivienda por parte de la policía de Detroit, Shaka King consigue aunar perfectamente todas las piezas para que el drama y la historia se vayan uniendo poco a poco y te cale el mensaje de la película. De menos a más, Judas y el mesías negro no pierde tiempo en explicaciones de más o en momentos que no aportan nada. Todo lo que se ve en pantalla tiene un detalle o información importante que más adelante puede ser fundamental para la trama. Y cuando ves todas las similitudes que tiene con momentos que se han vivido en el último año, cala. Llega a calar por ver cómo, a pesar de la supuesta evolución de la sociedad actual, los actos racistas siguen estando presentes hoy en día y como los que gobiernan no hacen nada más allá que animar a la sociedad a ser mejor. En Judas y el mesías negro se lleva todo al máximo nivel, hasta el punto de ver como los privilegios que se tienen estando en la élite corren peligro por alguien con voz, al que el pueblo sigue por la lucha que tienen por los derechos, llega a sembrar ese terror y tienen que eliminarlo. Al final, la única manera que tienen de intentar parar una revolución es silenciándola. Pero se puede silenciar al revolucionario, pero no la revolución. Se puede silenciar el movimiento, pero no a las personas. Y esto es lo que hace que Judas y el mesías negro esté tan presente hoy en día con su historia. Y si consigues entrar en lo que propone y como lo propone, te termina ganando. Busca lanzar un mensaje sobre concienciar sobre como el pasado se repite, pero no desde el subrayado, sino desde la verdad.

A esto también ayuda que el elenco elegido para contar la historia es un elenco que ha ido ganando popularidad en los últimos años gracias a películas como Get Out o Black Panther. Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield son los auténticos líderes de la función y que llevan el peso del 85% de la película. Kaluuya es Fred y Lakeith es O’neill, mesías y Judas respectivamente. Kaluuya está soberbio en su actuación, pero quizás sea Lakeith el que tiene un papel mucho más complejo y complicado al intentar llevar a cabo dos versiones de su personaje. Además, el nivel de contención de este es inmensa y como va evolucionando a lo largo de la cinta. También cabe destacar a Jesse Plemons (Noche de juegos) sigue demostrando lo gran actor que es, aunque su personaje aparezca en pantalla pocos minutos, pero que cada vez que aparece sabes que algo va a pasar, llevando las órdenes de arriba al infiltrado. Y para finalizar, la dirección de Shaka King. King realiza una dirección sin artificios, sin querer ser el protagonista de la cinta y dejando a los actores ser los protagonistas. Tiene algunas secuencias que se quedan grabadas en la retina y deja que sea el relato el que hable, sin ninguna palabra y que sean las interpretaciones quienes hablen.

Daniel Kaluuya y Lakeith O’neill en Judas y el mesías negro

Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield en Judas y el mesías negro

En definitiva, Judas y el mesías negro es una gran película, quizás tiene un historia que no sea innovadora, pero que consigue convencer con su mensaje más actual que nunca. Shaka King hace brillar a Kaluuya y Lakeith dejando que sean ellos quienes lleven el peso total de la historia y él apenas interferir. Tiene algunas secuencias realmente potentes que se quedan en la retina. No innovará en muchas cosas, pero su mensaje consigue convencer. Ojalá se hubiera estrenado en cines, pero la veremos en plataformas.

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