Pido perdón. Y os preguntaréis porqué hago esto. Lo hago porque fui de los muchos que con la primera Joker sucumbió a la historia de Arthur Fleck, al origen de este Joker que Todd Phillips se imaginaba y que terminaba siendo una especie de mártir en la que daba igual todo lo malo que había hecho, la gente quería perdonarle. Pero creo que, entre mensaje político, mensaje sobre las enfermedades mentales y que la película estaba bien rematada, no nos dimos cuenta de que, en el fondo, estábamos siendo cómplices de proteger y defender a un villano. Por eso creo que muchos imaginábamos una secuela que siguiera una línea bien marcada, una línea que volviera a ser política y donde se juzgarán los hechos de Arthur Fleck de la primera película. Pero el resultado ha cambiado por completo esa idea que nos habíamos hecho todos dentro de nuestra cabeza. Joker: Folie à Deux subvierte todo para hacernos ver que lo que defendimos en la primera entrega era a un villano, a un loco homicida que mató delante de nuestros ojos a personas y que nosotros, como todos los alineados al Joker, aplaudimos en pos del espectáculo. Por eso creo que Joker: Folie à deux ha levantado tantas ampollas, tantas opiniones, porque la gente en su mente quería seguir creyendo que Arthur Fleck era un santo y no un villano. Y yo fui el primero que lo hizo.
Arthur Fleck, o el Joker, es un villano. Algo que parece completamente normal, se nos escapó en su momento, pero aquí Todd Phillips lo remarca bastante más de lo que cabía esperar. Quizás en su primera entrega, Todd Phillips quiso ver como reaccionábamos a todo lo que Arthur Fleck estaba haciendo en pantalla y con toda la carga política revolucionaria detrás de ello. Pero Joker: Folie à deux tiene otra carga política, dramática detrás, quizás menos marcada que en la primera entrega pero que sigue presente, y no es otra que la de alinearnos ante algo tan salvaje. Aquí toda la gente quiere que Arthur Fleck sea libre de la cárcel y lo tienen como un mártir al que tiene que elevar por encima del resto. Todo esto me ha estado recordando a un tema que ha estado presente hoy en día, que no ha sido otro que el caso de Daniel Sancho, el caso de un hombre que comete un crimen atroz y muchas personas se han posicionado para intentar defenderle o entenderle. Quizás no llegue a esos extremos, pero muchas veces en la película te quiere poner en contra de esa alineación que Todd Phillips nos hizo en la primera y aquí cambia por completo. Haciéndonos, casi posicionándonos, en contra de todo lo que estamos viendo, porque queremos que el personaje haga cosas, queme contenedores y mate, pero cuando nos damos cuenta nos hemos convertido nosotros mismos en ese villano.
Sé que se puede decir que esto es ficción, que jamás nos posicionaríamos ante algo así, pero el simple mero hecho de haberlo pensado hace que algo dentro de nosotros se remueva. Quizás por eso también Todd Phillips ha querido hacer una película musical, una cinta donde las canciones cobran el protagonismo justo para ir relatando, en paralelo, otra historia, una historia de amor que tiene un mensaje bastante tóxico en contra de las relaciones y de las mujeres. En todo momento, cuando cantan, Joker está como en segundo plano de su compañera de viaje, en este caso una Harleen Quinzel que sirve como motor de casi toda la historia. En esas imaginaciones llenas de música, coreografías y color, vemos cómo todo cambia de tono, como cambia el mensaje y nos quieren hacer ver otra cosa. En esos momentos la culpa de todos los problemas de Arthur Fleck son lanzados contras las mujeres, contra todas las que han ido pasando por la vida del protagonista y que le han hecho ser como son. Hay un momento en donde Arthur habla con Harleen sobre si ella le ha mentido o no, a la cual ella cantando, le dice que todos mentimos alguna vez. O lo desesperado que está Arthur de encontrar ese amor que nunca parece que va a encontrar. Pero creo que el peor mensaje de todos es el de las mujeres solo se acercan a ti por el éxito, la fama y lo que tiene detrás. Y esto ya lo descubriréis por vosotros mismos. Pero es un mensaje muy tóxico.
Pero lo cierto es que Joker: Folie à deux cumple como entretenimiento, más allá de los mensajes que pueda tener o dejar de tener, es una cinta que dura 138 minutos y que se pasan volando, porque no somos capaces de alejar la mirada de la pantalla estamos completamente obnubilados ante lo que estamos viendo. Y es aquí, donde los números musicales que he mencionado antes cobran protagonismo. Los números musicales no abundan en exceso, pero están introducidos en momentos donde quizás la película pueda pegar un bajón y hacen que se relance. Cuentan parte de la historia de Arthur y Harleen, pero están tan bien introducidos y son tan relevantes que merece la pena verlos. Y en estos momentos es cuando agradeces que Lady Gaga esté en la cinta. Seguramente podamos pensar que Joaquín Phoenix siga siendo el mejor de la función, y sigue demostrando que tiene unos registros increíbles, pero Gaga se lleva todos los focos en las apariciones que tiene y, en especial, cuando le dan libertad para volverse loca cantando. Los dos juntos son dinamita en cuanto a química y llevar el peso de la cinta, pero Gaga en solitario tiene un aura especial. Todd Phillips sigue dejando que sus actores lleven la voz cantante de la historia, pero tiene otros momentos en los que quiere ser demasiado protagonista, algo que creo nunca debería ocurrir.
No podría decir si Joker: Folie à deux es una película mejor o peor que la primera, porque son completamente distintas. Son cintas que trastocan todo lo que podríamos pensar de ellas y hacen que el espectador piense en que quizás, eso que está defendiendo, no sea defendible. Arthur Fleck/Joker es un villano, por mucho que nos pongamos en la idea de que últimamente todos los villanos merecen una segunda oportunidad y convertirlos en los héroes de la historia. Joker nunca podrá ser el héroe, siempre será un psicópata asesino, y es por eso por lo que Joker – Folie à deux trastoca todos los planes que la gente tenía en su cabeza. Es una cinta que debe verla todo el mundo para poder hacerse una idea. Tienes sus cosas buenas y malas, pero en muchos momentos pesan más las buenas que quieren hacerte reflexionar que las malas.