En muchas ocasiones, el cine americano ha querido mostrar ese ideal de “sueño americano” en el que viven muchos americanos y algunos inmigrantes. Este sueño, consiste en labrarte un futuro por ti mismo y no por el destino o por tercera personas. Un futuro que te permita prosperar cómodamente. Pero ese sueño, por muy bonito que sea, casi siempre se acaba truncando. Y esa es una de las muchas cosas que muestra la excepcional Foxcatcher, la nueva película de Bennett Miller (Moneyball). Pero no sólo muestra eso, sino también la decadencia, la envidia, el egoísmo y los egos. Seguramente me deje muchos temas, pero es que Foxcatcher es una película tan compleja como fascinante.
Foxcatcher es una historia real. La historia real de un luchador profesional, ganador de una medalla de oro olímpica, que intenta seguir en la cresta de la ola. Su hermano, también campeón, le intenta hacer mejorar. Pero la llegada de John Du Pont cambiará todo por completo. Y todo a peor. Creo que quizás es mejor sólo conocer, un poco así, por encima la historia, porque conocer un poco más de la trama y que es lo que sucedió, en el periodo de tiempo que relata Miller, es quitarle todo a la película. Y Foxcatcher es una película que tiene que saborearse lenta y pausadamente.
Porque precisamente la cinta no es veloz. Es más bien densa y pausada. Pero esa lentitud y esa pausa hacen que poco a poco te vaya calando, vayas conociendo a cada uno de los personajes y termines hipnotizado hasta el final, en uno de los mejores finales de los últimos años en donde el sueño americano dice adiós. Bennett Miller es un realizador al que le gusta dejar huella. Ya lo hizo con Capote y con Moneyball. Y seguramente Foxcatcher entre en ese saco. Entrará en ese saco porque el director sabe en todo momento lo que quiere mostrarte, aunque esa escena te parezca repetitiva o redundante, Miller la posiciona ahí para que cale. Te vaya afectando y acabes pensando en ella. No tira de florituras, de hecho, su realización es muy clásica. Planos abiertos de larga duración, contraluces que reflejan el estado de ánimo de los personajes o seguimiento de vehículos que ponen a más de uno nervioso. Todo lo consigue Miller sin tirar de alardes.
No tira de alardes, ni falta que le hace, porque tiene un trío protagonista que está realmente perfecto. A nadie sorprende que Mark Rufallo (Begin Again) este excepcional. Rufallo es uno de los mejores actores de la generación que hay ahora haciendo cine. Es capaz de hacer cine de acción, de terror como comedia. Nada se le resiste. Si resulta más esperanzador ver a Steve Carell (Alexander y el día horrible, terrible, espantoso, horroroso) bordar un papel dramático cuando siempre ha hecho comedia. Además, su inmersión en ese hombre tan misterioso como es Du Pont le da puntos extra. Pero sin duda, el gran descubrimiento es de nuevo Channing Tatum (El destino de Júpiter). Tatum deja de lado las comedias románticas, sobre institutos para meterse en la vida de un luchador de éxito que termina siendo un perdedor que buscaba su sueño americano. Tiene dos escenas memorables, una con una espejo y otra al final de la cinta. Pero todo es un recital. Los tres dan un recital.
Foxcatcher es una película fascinante, no apta para todos los paladares, pero que satisfará a quienes busquen una historia de personajes y con un trasfondo de tantos matices. Bennett Miller vuelve a demostrar que es un director a tener en cuenta. Una película que no dejará indiferente y que también impresionará.
Lo mejor: El trío protagonista y esa historia de fracaso y envidias.
Lo peor: Que su lentitud no sea del agrado de todos.
Puntuación: 8/10