El imparable Ridley Scott (El consejero) firma la enésima versión del relato bíblico del Éxodo titulada para la ocasión Exodus: Dioses y reyes. Christian Bale (La gran estafa americana) y Joel Edgerton (El gran Gatsby) interpretan a los hermanos Moisés y Ramsés, respectivamente, en esta aburrida recreación de la liberación de los hebreos que vivían como esclavos en el antiguo Egipto.
Moisés y Ramsés son “hermanos” a la fuerza, criados por el faraón Seti. Ambos son educados en el noble arte de la guerra. Ramsés es mucho más violento que Moisés, pero Moisés es más listo que Ramsés. Tras la muerte de Seti, Ramsés se entera que Moisés es adoptado y hebreo (en aquella época ser hebreo estaba muy mal visto), y le destierra. Moisés viaja por el desierto y encuentra sus raíces. Una profecía dice que él es el encargado de liberal al pueblo hebreo del la esclavitud egipcia. Este es el sorprendente argumento de Exodus: Dioses y reyes, que ha necesitado de hasta cuatro guionistas, que visto lo que ocurre en pantalla parece excesivo, pues es la historia de siempre, aunque aquí nos han ahorrado los primeros años de convivencia entre hermanos, para centrarse más en… no se, no me ha quedado muy claro. La cinta arranca al más puro estilo Gladiator, con un rey que tiene más confianza en un hijo adoptado que en el suyo propio. Una batalla, muerte de padre, y conflicto de hermanos. Pero cuando Moisés es desterrado parece como si al guión le hubieran arrancado hojas y no sabemos muy bien que pintan ciertos personajes, cual es el tono de la película, y por qué se hace tan aburrida. El libreto es un desastre, presenta personajes que luego no aportan nada la trama, capítulos que son más interesantes pasan como un suspiro, y la acción es eclipsada por diálogos interminables.
Ridley Scott a sus 77 años esta más en forma que nunca, pero eso no salva la película. Scott sigue recreando buenos momentos de acción combinando unos espectaculares efectos especiales, pero no entretiene. El pasaje de las plagas que es bastante espectacular se queda totalmente vacío al pasar tan rápido. La explosiones de ciertas casa en plan cinta de acción ochentera están bien, pero quizá desentonan un poco con la increíble ambientación de la película. La secuencia de acción con la que prácticamente se abre la cinta esta bien, carente de sangre, pero bien, pero las siguientes son de manual. Esto solo apunta a que Scott se esta guardando muchas cosas para un inminente “Director´s cut”, que no veremos debido al poco poso que deja Exodus: Dioses y reyes tras salir de la sala.
El casting es bastante soso. Christian Bale no convence de Moises, se queda en tierra de nadie, no consigue trasmitirnos la angustia del personaje. Joel Edgerton esta un poco mejor, pero tampoco muy allá. Comienza estupendamente, perfilándose con un villano a tener en cuenta, atentos al momentos con las serpientes, pero luego su personaje y su interpretación se van desdibujando. Ambos actores están rodeados por secundarios episódicos que no terminan de encajar o funcionar como Sigourney Weaver (La fría luz del día), que aun no se que pinta en la cinta, Aaron Paul (Mejor otro día) con peluca y sin peluca, y una “Drag King” llamada John Turturro (Aprendiz de gigoló). El único que se salva de la quema es Ben Mendelsohn (Dos madres perfectas) con un papel que podía dar pie a un villano muy interesante. De la poca química de la madrileña María Valverde (La mula) con Bale, hablamos otros día, pues sale en pantalla escasos minutos.
Un pena que Exodus: Dioses y reyes sea la película que Ridley le dedique a su fallecido hermano Tony Scott, ya que es de las más aburridas de su filmografía. Poca acción, mucho dialogo, un montaje donde se nota demasiado la ausencia de escena, y uno actores bastante sosos es lo que encontramos en una de las películas más esperadas del año, que se a convertido en todo un “bluf”, y eso que no hemos querido hablar de la faceta de Moisés como terrorista, haciendo estallar cosas, o de la encarnación de Dios en un niño. Estos temas los dejamos para que los comenten los más mayores.
Lo mejor: La factura técnica, la dirección artística, y el vestuario.
Lo peor: Después de sus primeros 40 interesantes minutos se convierte en un aburrimiento de primer orden.
Puntuación: 3/10
Sin comentarios
Trackbacks/Pingbacks