Parodiar el genero de espías y hacer mofa de este no es nada nuevo. Austin Powers es quizá el referente actual más gracioso. Ahora llega Espías, que podríamos resumir como el punto de vista femenino de este género que suele mezclar intriga y acción, con chistes a partes iguales. Melissa McCarthy (St. Vincent), Miranda Hart (Miranda) y Rose Byrne (Annie (2014)) son el trio femenino protagonista, estupendamente secundado por Jude Law (Efectos secundarios) y Jason Statham (Los mercenarios 3). Este último es el “arma secreta” de Espías.
Detrás de un espía siempre hay una gran mujer, así es como se puede resumir la premisa argumental de Espías. Bradley Fine (Law) es un espía muy en la línea de James Bond, que recibe soporte técnico y táctico de Susan Cooper (McCarthy), que esta en la oficinas supervisando la misión. En su último trabajo, Fine es dado por muerto y Cooper es la única que conoce la misión afondo, por lo que será la encargada de sustituirle. A partir de ahí las situaciones ridículas y el enredo esta servido. El guion no es perfecto, pero los chistes y situaciones gamberras abundan en el, que es de lo que se trata. Es verdad que los giros se ven venir, que en algunos momentos se intercambian roles para que no todo el mundo no sea lo malo que se espera… pero la cosa funciona y entretiene.
A parte de firmar el guión, Paul Feig (La boda de mi mejor amiga) también mueve la cámara en Espías. Feig conoce muy bien la reglas del juego. Aquí se permite un festival de exageraciones al mezclar la comedia con el genero de espías. Secuencias bien elaboradas, como la persecución en moto o la del casino, que sorprenden en una película de esta calibre. Pero indudablemente la cámara siempre está colocada en función del buen hacer de los actores y su capacidad de improvisación, atentos al momento en que Miranda Hart se cruza con McCarthy y Byrne, magnifico.
Espías es una cinta que depende, en gran parte, de su excelente reparto. McCarthy vuelve a dar la campanada pasando de ser el patito feo a la reina de la fiesta, cada vez que tiene que cambiar de identidad su cara es un poema, y demuestra que con solo cambiar el gesto es capaz de meterse al publico en el bolsillo. Quien debería hacer más comedia es Rose Byrne. La actriz australiana demuestra que tiene un talento innato para hacer reír (y meterse al respetable en el bolsillo) a pesar de ser ¿la villana? de la función. Miranda Hart es la desconocida que da la sorpresa. Esta cómica que proviene de la televisión se asegura más trabajo en la gran pantalla. El citado momento en el que cruza con McCarthy y Byrne, a mitad de cinta, es impagable. Pero el verdadero roba escenas de la película y sorpresa de Espías es Jason Statham. El ingles explota su faceta humorística y tonta hasta la saciedad y el público reclama más (atentos a su secuencia post créditos). Su momento recitando su historial al más puro “chiste Chuck Norris” es impagable, de merecida ovación, y aplauso.
En resumen, Espías es una comedia simpática y entretenida que complacerá a todos los públicos. Es algo larga para ser una comedia, pero hay que reconocer que tiene un ritmo imparable (se nota tambien que han sesgado mucho el montaje). Y no es de extrañar que debido a la buena acogida que están teniendo en un par de años tengamos una secuela, pues estos personajes dan para mucho
Lo mejor: Jason Statham.
Lo peor: Su duración (aunque no llega aburrir, 2 horas son excesivas para una comedia de este tipo).
Puntuación: 7/10