Al igual que ocurrió en Dune: Parte Uno, a escasos minutos de acabar la cinta, un personaje nos da el titular de esta crítica. Si en aquella era “Esto es solo el principio”, aquí ese mismo personaje con la frase “Esto no acaba aquí” nos vaticina lo que llevamos meses especulando en redes sociales, que Dune: Parte Dos no es el final esta epopeya, sino el ¿capítulo intermedio?. Lo pongo entre signos de interrogación pues, en teoría, el libro original no da para mucho más, pero nunca se sabe. Si la taquilla responde (y de eso estoy muy seguro), no sería de extrañar que Warner Bros. diera luz verde a más secuelas (de hecho ya hay varias series de televisión en preproducción). Dune: Parte Dos entra directamente en ese selecto club de grandes actos intermedios de emblemáticas sagas. Podemos considerarla El imperio contraataca o Las dos torres de la generación actual. Tras la cámara repite el canadiense Denis Villeneuve (Blade Runner 2049), y delante de ella Timothée Chalamet (Wonka) y Zendaya (Spider-Man: No Way Home) encabezan el estelar reparto al que se incorporan el inquietante Austin Butler (Elvis), la bella Florence Pugh (Oppenheimer) y el imprescindible Christopher Walken (Una canción irlandesa), entre otros.
Dune: Parte Dos arranca donde acaba la anterior entrega, Paul uniéndose a los Fremen y conviviendo con ellos entre la duda de si es o no es el mesías que andan esperando. Esta es básicamente la idea que se desarrolla en este segundo acto. Esta entrega tiene más desarrollo del folletín o culebrón que se monta entorno a Arrakis, se presentan nuevos personajes y se pone rostros a algunos citados en el primer capítulo. Al igual que le ocurría a la primera entrega, el segundo acto está plagado de momentos espectaculares que adornan la trama y ralentizan el metraje. Esto no tiene por que ser malo, simplemente se nota que quieren exprimir el producto hasta otra película más.
Después de ver Dune: Parte Dos el desierto ya no será lo mismo. Con permiso de David Lean y su Lawrence de Arabia podemos afirmar de Villeneuve le hace sombra y nos regala unas imágenes tan impactantes como la del clásico protagonizado por Peter O’Toole. Y es que el director de La llegada se ha rodado prácticamente toda la cinta en formato IMAX y sabe sacar muy buen partido de ello. La primera escena de acción, con la imagen de la silueta de unos cazadores escalando una montaña, ya nos deja con la boca abierta y de ahí todo va hacia arriba. Otro momento que perdurará en la memoria del espectador en los próximos años es la espectacular, inmensa, y grandiosa secuencia en blanco y negro que emula a la grandes escenas de gladiadores. Es increíble lo directas y sencillas que son las secuencias de acción, pero al verse en formato IMAX resultan grandiosas y espectaculares. Sin lugar a dudas, Villeneuve es uno de los mejores directores del panorama actual, y en el fantástico está deslumbrando con creces.
La primera entrega se alzó con 6 premios Oscars en el apartado técnico. Uno de ellos fue a parar al músico Hans Zimmer (The Creator) por su partitura donde destacan temas atmosféricos con coros. Aquí vuelven a estar presentes esos sonidos, ahora mucho más relajados, y nos presenta un tema de amor maravilloso, que sirve como “let motive” de toda la sinfonía. Sin lugar a dudas, otra joya del compositora alemán, que vuelve a estar en perfecta sintonía con los efectos de sonido.
Chalamet tiene en este episodio una transformación más adulta y más crecida. Llegando al final de la cinta da hasta miedo. Estos matices nos demuestran que es un gran actor. Zendaya es quien la da la réplica y consigue estar a la altura. Pero quién se llevará todos los aplausos en esta entrega es Butler, bordando al villano psicópata de la función. Cada vez que sale en pantalla, en especial sus primeras escenas, la película alcanza cotas máximas. Mención especial para Rebecca Ferguson (Misión: Imposible – Sentencia mortal. Parte Uno) quien, al igual que Chalamet, sufre una transformación interesante, y aterradora por momentos. Bardem esta más macarra que nunca y Walken es el emperador que todos habíamos soñado.
En resumen, Dune: Parte Dos es lo que estábamos esperando y mucho más. Es un espectáculo audiovisual de primer orden y el guión, por momentos, es un culebrón de esos que siempre gustan al gran público. Es un blockbuster que no deja de lado el arte y ensayo para ofrecer la mejor experiencia cinematográfica al espectador. Y como buena secuela todo va a más. Incluso la nueva partitura de Zimmer es adictiva. Una de las películas del año que se debe intentar ver en la pantalla más grande posible, y si es en IMAX, mejor.
Lo mejor: No vas a poder apartar los ojos de la pantalla en ningún momento.
Lo peor: No poder disfrutarla (y gozarla) en IMAX.
Puntuación: 9/10