El cine de terror está experimentando en los últimos años un bajón de originalidad bastante preocupante. Hemos pasado del terror más psicológico al terror físico más característico del gore. Además, el coger ahora los supuestos “basado en hechos reales” se ha puesto de moda, aunque ya la gente haya dejado de creer en ello. Pero a veces llegan cintas como Déjame entrar o Expediente Warren: The Conjuring (aunque este en el saco de basado en hechos reales, era un propuesta muy interesante) y consiguen devolver un poco al género del terror a otro nivel. Eso es lo que quiere conseguir Cuando despierta la bestia, pero que no consigue nada. No da miedo, no revoluciona nada y además, aburre a las ovejas. Y eso por no hablar de los pelos que salen a la prota…
Cuando despierta la bestia cuenta la historia de un pequeño pueblo de Dinamarca donde una joven empieza a experimentar cambios en su cuerpo que no son para nada normales, pero que ya se dieron en el pueblo en el pasado. A medida que pasan los días, la bestia que lleva dentro irá apareciendo para atacar y defenderse de aquellos que la hagan daño. El argumento intenta ser original pero termina siendo una especie de hombre lobo, pero sin la limitación de la luna llena (aunque todas las escenas de la bestia sea de noche…ejem ejem). Intenta también innovar en la forma de contar la historia, que en el fondo parece una metáfora de la adolescencia y del paso a la edad adulta, cuando todos los jóvenes tienen cambios en sus cuerpos y empiezan a descubrir las cosas por ellos mismo: la amistades, el trabajo, la fiesta y el amor. Todo ello está puesto en la película en forma de relato de terror. Pero que de terror no tiene nada.
Jonas Alexander Arnby, que debuta en la dirección, intenta crear una atmósfera de terror independiente que pudimos ver (y con mejores resultados) en la Déjame entrar. El director intenta llevar a buen puerto un guión que no sabe lo que es el terror o el ritmo. La cinta, carente de las dos cosas, no consigue avanzar de ninguna manera y todo se reduce a ver con cara de ladrillo a la protagonista, la cual no parece saber muy bien que hacer con su personaje (básicamente el más interesante, el resto son meros títeres). Durante los 80 minutos de cinta no pasa nada, bueno pasan en los últimos 10, que es cuando empieza a pasar algo interesante y que mejora la cinta, pero tampoco ya que el maquillaje de la bestia seguramente haga que las carcajadas salgan a raudales.
La protagonista de la cinta es la debutante Sonia Suhl, una actriz que como he dicho antes parece que le cuesta expresar alguna cosa diferente que no sea con cara de ladrillo mal puesto. Además, que su primera escena sea porque le ha salido pelo en el pecho es de aplauso, sobretodo cuando se lo quita con cuchilla y luego puede jugar con el pelo a su antojo, pero con el del pecho no puede…intendible. Quizás la cara más conocida sea la de Lars Mikkelsen (Sherlock), conocido por ser el hermano de Mads Mikkelsen (La caza). El actor aporta algo de experiencia de buena presencia, pero tampoco destaca en la cinta.
En definitiva, Cuando despierta la bestia es una película insulsa y aburrida. No aporta nada nuevo al género del ¿terror? y se queda en nada. Una propuesta solo para aquellos que quieran ver una cinta de ¿terror? donde importa más la puesta en escena que el terror en si.
Lo mejor: Los paisajes daneses.
Lo peor: La película en sí.
Puntuación: 2/10