Cómo entrenar a tu dragón 3: Sólido cierre de trilogía

Las aventuras de Hipo y Desdentao llegan a su fin o, al menos, sería lo deseable, porque la franquicia empieza a mostrar claros síntomas de agotamiento. No obstante, este tercer capítulo de Cómo entrenar a tu dragón es ligeramente superior al anterior gracias a la inclusión de la dragona blanca Furia Nocturna y a un eje argumental principal mucho más interesante que sigue ahondando en la relación de amistad entre el chaval y el dragón mientras ambos crecen y deben hacer frente a nuevas realidades y compromisos con sus respectivas especies.

DreamWorks nunca se había caracterizado, más allá de Shrek, por aunar a la crítica y al público en favor de una de sus producciones. Esta tesitura cambió por completo con el estreno de Cómo entrenar a tu dragón en 2010 que levantó pasiones en ambos sectores. Chris Sanders y Dean DeBlois regresaron a la dirección ocho años después de Lilo y Stitch, su mejor película hasta la fecha y que, en cierto modo, son los precursores de Hipo y Desdentao. De este modo, la sobrevalorada Cómo entrenar a tu dragón es una suerte de auto remake de sus dos directores en un universo (los vikingos) completamente distinto, pero reiterando los mismos temas: la aceptación de los distintos como parábola del racismo, la oda a la integración y la importancia de la familia.  Cómo entrenar a tu dragón es una buena película, sí, pero catalogarla como una de las mejores del cine de animación de las dos últimas dos décadas es muy osado.

La segunda entrega ya mostró síntomas de agotamiento a causa de un guion más bien pobre que se conformaba con la repetición de la fórmula, una seña de identidad en las secuelas de DreamWorks. La ley del mínimo esfuerzo para tener suficiente con el contentar a los fans acérrimos. Afortunadamente, esta segunda secuela maneja un libreto más redondo, aunque el patrón del filme original esté ahí otra vez planeando en todo el metraje. La inclusión de la dragona Furia Norcturna, el interés amoroso de Desentao, es el mayor acierto de todos, porque supondrá la última puesta a prueba de la relación de amistad entre los dos protagonistas y conllevará a Hipo a completar su proceso de maduración y aceptar los cambios venideros. Un nuevo reto de vida que no podrá eludir.

Cómo entrenar a tu dragón 3 ofrece un desenlace, en términos estrictamente narrativos no cinematográficos, estupendo para esta entrañable y almibarada historia de amor fraternal entre el humano y el dragón. Remite a Toy Story 3 y, claro, como toda comparación odiosa, la producción de DreamWorks pierde por goleada ante el magistral cierre de la trilogía de PIXAR. Entre los puntos fuertes de esta tercera entrega también cabe destacar al villano, Grimmel, un antagonista muy potente que está determinado a exterminar a todos los dragones de la faz de la tierra, sobre todo, a los Furia Nocturna. A su vez supone el primer gran desafío de Hipo al frente de la tribu de vikingos tras la repentina muerte de su padre. El personaje tiene la voz en la versión original de F. Murray Abraham, pero para la versión doblada han fichado al cantante Melendi. Sin lugar a dudas, una de las mayores infamias de la historia del doblaje en España.

Si algo sí ha mantenido el nivel en las tres películas es la calidad de las partituras de John Powell, en esta ocasión, con varios temas muy notables, pese a que la BSO de la primera sigue estando en el olimpo de sus mejores trabajos. Buen entretenimiento familiar y una sólida comedia de aventuras deberían suponer el final de esta franquicia que más pronto que tarde terminaría ahogada en sus personajes y en reiteradas tramas argumentales. Sería un acierto que Cómo entrenar a tu dragón 3 supusiera el final de la saga más rentable de DreamWorks.