Con un presupuesto de 40 millones de dólares, Cincuenta sombras de Grey recaudó a nivel mundial la friolera de 571 millones y recibió una nominación al Oscar (si, han leído bien) a mejor canción. Ahora nos llega su reclamada secuela, que pierde bastante interés, apenas se cuenta nada y es más “soft”, lo que se traduce en un producto aburrido donde no pasa nada y que “no da para paja”. El veterano James Foley (Cámara sellada) pone el piloto automático y retrata de la forma más bonita posible el bochornoso romance entre Christian (Jamie Dornan (Operación Anthropoid)) y Anastasia (Dakota Johnson (Mejor… solteras)).
El guion de esta secuela lo firma Niall Leonard, que resulta ser el marido de E.L. James, la escritora esta tetralogía (si, hay un cuarto libro que resume los 3 anteriores pero desde el punto de vista de Christian Grey). Cincuenta sombras más oscuras intenta funcionar como segundo acto de una gran obra, pero a los escasos minuto se desmorona. Anastasia vuelve con Christian dejando claro que no le gusta que la peguen, pero a los 20 minutos ya está pidiendo que la azoten (aquí debería ir el icono del WhatsApp que esta cómo mirando al horizonte con la mano puesta en la barbilla, si, ese que parece que está pensando). Más adelante la trama intenta volverse “más oscura” incluyendo personajes bastante “tarados”, desde la sumisa atormentada (que se parece a un espectro japonés) hasta el prepotente jefe de Anastasia, al que se le ve el plumero nada más arrancar la acción. Y no nos olvidemos de “la adiestradora” que enseñó a Christian el noble arte del azote, la cual podemos borrar del argumento y no pasa nada. Y es que da la sensación que aquí de tres libros se podría haber hecho una única cinta. Las frases son iguales de risibles y sonrojantes como en su predecesora, pero quizá lo que más llama la atención es que se nos sigue presentando a Anastasia como una mujer de hoy, con carrera, masters, Iphone y MacBook Pro, y no sabe lo que son unas bolas chinas (¿¿¿???).
Foley resulta bastante aburrido. Entre diálogos y momentos musicales se intercalan secuencias eróticas que son desternillantes (cualquier canal local emite vídeos promocionales de madrugada, más sensuales que esta película). El momento bolas chinas es de aplaudir. Un contraluz nos ilumina el trasero de Dakota Johnson, de tal manera que parece que estamos ante un anuncio de joyas en vez de una secuencia para subir la temperatura. De el momento “barra extensible” no les comento nada para asegurar la risa, pues es de verbena. También hay un momento colonia “Cool Water” (o Baron Dandy, si se prefiere) con un velero de por medio, que es impagable. Y ya el momento helicóptero, parece sacado de un especial de nochevieja con José Mota. Y todo con un presupuesto superior al de la primera entrega (no mucho, pero algos millones sí).
En la anterior entrega todavía podíamos defender que ambos protagonistas estaban adaptándose al personaje, que apenas eran actores conocidos… pero ahora nos damos cuenta que son dos “artistas” que tienen cero carisma. Dornan no cambia la expresión ni cuando se enfada, y cuando “se baja al pilón”, al menos tres veces, tampoco. Johnson sigue estando “muy fresca”, pero convierte al personaje en un pelele según pasa la acción. Ella misma se contradice en varios momentos, y en comparación con su compañero, aquí ella parece la dominante, pues no termina de corresponder al Señor Grey con “una limpieza de sable”. De ese mito erótico de los años 80 llamado Kim Basinger (Dos buenos tipos), que parece más un cameo que un papel secundario, poco que reseñar, quizá un “gallina vieja hace buen caldo” como voceo alguien en la premier madrileña.
En resumen, Cincuenta sombras más oscuras es peor producto que su predecesora. No cuenta nada nuevo, parece un “sacacuartos” moderno, que nos deja con un estupendo cliffhanger la obligación de volver a pasar el año que viene por taquilla. Y si, si quieren descubrir los modelitos de Cincuentas sombras liberadas, esperen hasta después de los créditos finales que hay un primer avance.
Lo mejor: El cliffhanger final que nos obliga a ver la siguiente entrega para ver cómo acaba este culebrón actual.
Lo peor: Aburre muchísimo.
Puntuación: 2/10