Creo, sinceramente, que Steve McQueen es uno de los directores británicos más interesantes de la última década. También es un director que se toma su tiempo hasta que saca a la luz una nueva cinta pues, entre Viudas y Blitz, han pasado seis años. Esto parecido pasó entre 12 años de esclavitud y Viudas, pues fueron cinco años. Creo que es un director que hasta que no tiene algo que contar, algo que aportar o la historia que tiene entre manos no le convence, no se pone detrás de las cámaras. También es un director que ha tocado muchos géneros, desde el drama de época hasta el thriller, y todos ellos saliendo airoso de la situación. Por eso cuando se anunció que tenía nueva película fue como sorprendente. Y todo parecía tirar hacía buen cauce cuando era una cinta que estaba ambientada en el Londres de la II Guerra Mundial con Saoirse Ronan de protagonista. Lo que nadie se esperaba era que Blitz fuera una obra tan fría, en donde se perdiera parte de la emoción que McQueen le impregna a sus obras y, desde el minuto uno, sepa cual va a ser su final. No es una mala película, pero se queda lejos de los trabajos anteriores de McQueen.
Blitz cuenta la historia de una madre inglesa que tiene que mandar a su hijo fuera del conflicto armado para protegerle, el niño, en el camino a este lugar, salta del tren en marcha y comienza una odisea para volver a casa junto a su madre, mientras la II Guerra Mundial avanza de manera agresiva. Steve McQueen se sirve de esta premisa para ponernos el conflicto en los ojos de George, el niño protagonista, el cual ve ante sus ojos los horrores que el mundo, en un momento de conflicto donde sale a la luz lo peor del ser humano. Esta visión hubiera sido la idónea quizás en todo momento, porque es lo que realmente interesa en la cinta, la odisea de este niño por volver a casa. Pero Steve McQueen intercala estos momentos con los de los adultos donde quiere reflejar el racismo latente que sigue vigente hoy y que ya en esa época era un mal ya muy importante, también como miramos únicamente por nosotros mismos y somos egoístas. Esto casa perfectamente con una secuencia en la que George intenta ayudar a la gente en su camino y los adultos no son capaces de ello. Y el otro problema de la cinta es que no sabe desarrollar los conflictos que se presentan.
En Blitz el conflicto principal es la II Guerra Mundial y como afectó a todos. Pero los diferentes conflictos que abre McQueen como el racismo, el odio, el egoísmo, los robos, las bandas… todo ello queda relegado a un segundo plano donde vemos el problema, pasa por encima de ello, y se olvida. Presenta personajes que pueden ser muy importantes o que pueden desembocar en algo, pero se olvida de ellos al instante. Y esto genera durante todo el metraje que se ha ido con las prisas y con querer cumplir con un tiempo. La cinta dura algo menos de dos horas, pero va todo tan rápido que no termina nada de cuajar y, claro, la emoción se pierde entre tanta secuencia donde nunca se termina de conectar con lo que se está contando en la pantalla. En las interpretaciones destaca claramente Saoirse Ronan como esta madre que hará todo lo posible por su hijo. La actriz está algo más comedida de lo habitual y tampoco consigue crear una interpretación memorable. Pero la sorpresa es Elliott Heffernan, interpretando a George, que consigue sostener sobre sus pequeños, y debutantes hombros, la película al completo.
Pero Steve McQueen sabe perfectamente crear grandes secuencias. Secuencias de esas que se te quedan grabadas en la memoria. Hay una con un bombardeo mientras se está huyendo que consigue que agarres la butaca y no la sueltes. Y es que no voy a descubrir a nadie quien es Steve McQueen y como consigue crear secuencias que impactan. Habrá perdido algo de emoción por el camino, pues en Viudas ya se le notaba que se había alejado de aquellas primeras obras que le dieron el reconocimiento mundial, pero sigue siendo un director para tener en cuenta. Siempre es peligroso cuando un director tan autor como McQueen ficha por una plataforma de streaming que muchas veces la cinta, quizás, no llega a unos estándares de calidad que se pueden esperar y terminan en plataformas. Quizás Blitz haya sufrido algo de esto, quizás había algo de más de ambición en su historia, pero nunca lo sabremos. Aún así, es una película que se deja ver a pesar de tener una falta de emoción que, quizás, el relato pedía a gritos.