Llega a nuestras salas Bárbara, la nueva cinta del director alemán Christian Petzold (Yella). Yo no era conocedor de la filmografía de Petzold antes de visionar Bárbara, y según me informado su género favorito es el drama, al que trata con dureza en esta película inspirada en la época en la que Alemania estaba separada. El cineasta germano sabe dejar su sello y demostrar que puede tener un estilo muy propio. Como baza, llega a España con el Oso de Plata a Mejor Director de la pasada Berlinale de 2012.
La cinta trata con sutileza un fragmento de la historia de Bárbara, una mujer alemana, médico de profesión, y destinada en un hospital de un pueblo de la RDA. Su vida allí no es ni mucho fácil, y desea con fervor huir como sea de su estancia en aquel lugar, pues sufre inspecciones constantes en su hogar y está continuamente vigilada. Pero Bárbara no es único punto de referencia donde se apoya Petzold, pues adorna la cinta con unos cuantos personajes más que modificarán la actitud de Bárbara y tornarán la película, eso sí, sin sacarla de su puro dramatismo del año 78.
Como dice el mismo Petzold en un comentario suyo, no es una película como las que generalmente han retratado a la Alemania del Este. No es un retrato de una Alemania gris, ni tampoco de unos ciudadanos taciturnos y con señales de desánimo. En Bárbara se puede ver el campo, las gentes que pese a todo vivían con naturalidad dentro de sus posibilidades. No obstante, también se masca el miedo, esa tensión que parece traer algún peligro, el viento frío y las consecuencias que trajo la división del país.
En cuanto a la cámara, el director la sabe manejar con fluidez y ofrecernos excepcionales planos. Algunos ponen los pelos de punta, y eso de que la película casi no tenga música es algo que para mí, la hace crecer, porque es recibida con mucha más naturalidad. No hay duda sobre que sin esos planos y esas escenas con Bárbara como triste protagonista, la película se quedaría en muy poco.
A pesar de que hablo bien de su apartado técnico y sobre la historia que cuenta, no es el tipo de película que entretiene al espectador de una forma limpia. El público a veces busca algo más entretenido y no un drama de la Guerra Fría, pero para eso hay varias salas en los cines, y para eso hay gente que si le gustan estas películas.
El elenco de actores cumple, pero algunos con más posibilidades de hacerlo que otros. Por ejemplo, Nina Hoss (La masai blanca), actriz alemana y musa de Petzold, borda con nota su papel protagonista. Me parece que es lo mejor de la cinta y me sorprende no haberla visto antes en cualquier otra película que haya hecho. El televisivo Ronald Zehrfeld (El lugar del crimen) ejerce como co-protagonista y también culmina una buena interpretación dentro del rol del Dr. André.
En definitiva, no es un caramelo en la puerta de un colegio, pero la gente que la vea y aprecie los detalles que Petzold le ha añadido, no saldrá muy decepcionado.
Lo mejor: Nina Hoss.
Lo peor: Puede que no todo el mundo sepa captar y situar un antes y un después a la historia de la película.
Puntuación: 6/10