Tras los buenos resultados de Bad Boys for Life, tercera entrega de la franquicia iniciada por Michael Bay (Ambulance – Plan de huida) hace ya casi tres décadas, ahora nos llega la continuación directa de aquella (recuerden que una escena post créditos ya anunciaba una continuación) con el título de Bad Boys: Ride or Die en referencia a la mítica frase de la segunda entrega “cabalgamos juntos, morimos juntos, rebeldes para siempre”. Y es que este cuarto capítulo tiene muchos puntos en común (y conexiones) con la que para muchos es considerado el mejor capítulo de la saga hasta el momento, el segundo. Adil El Arbi y Bilall Fallah (ambos en Ms. Marvel) regresan a la dirección mientras que Will Smith (El método Williams) y Martin Lawrence (Jaula mental) repiten como protagonistas y estrellas de la función.
Los dos policías más rebeldes del departamento de policia de Miami deben limpiar el nombre de su jefe, fallecido en la anterior entrega, mientras que son perseguidos por villanos, maleantes y sus propios compañeros. Esta es básicamente la premisa de Bad Boys: Ride or Die, que aparentemente cierra la historia abierta en la anterior entrega. El guión es muy dinámico, con mucho humor (como en anteriores entregas), pero aquí hay cierto tufillo por hacer que el personaje de Will Smith quede demasiado bien. Es decir, se ha creado una subtrama únicamente para él. Esta trama, que va en contra lo establecido por el personaje en cintas anteriores, no hubiera sorprendido tanto si no fuera por “el incidente” en la gala de los Oscars donde recibió la estatuilla a mejor actor. Si lo analizamos detenidamente esta subtrama no aporta nada a la historia principal. Lo mismo ocurre con la escena que presenta esta argucia de guión, Smith luce bótox por toda la cara cuando en el resto del metraje no es así.
Adil y Bilall (nombre artístico del dúo de directores) son dignos sucesores de Bay en lo que a planos imposibles de refiere. El momento de aplauso de esta entrega se lo lleva el plano secuencia subjetivo, en la línea de los videojuegos bélicos, que sigue a un arma que se pasan nuestros protagonistas. La cinta es un guiño constante al maestro Bay, como ya ocurrió en el capítulo anterior. Echamos de menos una persecución en coche más desarrollada, pero en cambio ganamos un asalto a un helicóptero, y un clímax que incluye caimanes en el menú, ni tan mal.
En el reparto el aplauso es para Lawrence, que tiene una escena memorable en un azotea, al margen de tener los mejores chistes de esta entrega. Smith se pasea con perfil bajo, y sorprende que tras tres cintas se haya cambiado a la actriz que interpreta a la mujer de Lawrence. Mención especial para el villano que da muy bien en cámara, pero que es sosísimo, que está interpretado por Eric Dane (Euphoria). También regresan los chavales de los cuerpos especiales Vanessa Hudgens (Requetecambio de princesa) y Alexander Ludwig (Guy Ritchie: El pacto) pero Charles Melton (Riverdale), que daba la replica estupendamente a Smith en la anterior entrega, también se ha bajado el carro. Y la sorpresa la da Dennis Greene, que vuelve a interpretar por tercera vez a Reggie, el yerno de Lawrence, y que solo hace este papel en su vida, no tiene ningún crédito más en su filmografía.
En resumen, los 115 minutos que dura Bad Boys: Ride or Die se pasan en un suspiro. Es mucho mejor producto que la anterior pero quizá se nota demasiado que hay que limpiar la imagen de Smith con esa trama. Y a tenor de las ausencias en el reparto, es muy posible que no todo el mundo estuviera de acuerdo. De hecho, el propio argumento de la pelíucla gira en torno a la limpieza de imagen de un personaje, curioso, ¿verdad?. Aún así, esta entrega es muy divertida y entretenida.
Lo mejor: Su ritmo imparable.
Lo peor: Ciertos apuntes de guión.
Puntuación: 7/10